BCCCAP00000000000000000000429

160 EL MENSAJE DE LA BtBLlA ditirambo, pero que habitualmente se deslizan con una tran– quilidad continua y calma. Nada hay .tan bello en ninguna poesía como los salmos mesiánicos : «¿ Por qué se amotinan las gentes y trazan las naciones planes vanos ... (2-1). El que mora en los cielos se ríe : el Señor se burla de ellos.>> Nada hay tan grandioso, tan polícromamente matizado como los cuadros de la creación: «Los cielos pregonan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. El día habla al día y la noche comunica sus pensamientos a la noche)) (19-2-3). Nada hay tan sublime como la descripción de las perfecciones de Dios en diversos Salmos. Ninguna ciudad del mundo ha sido amada, cantada, glo– rificada y llorada como Jerusalén y su templo en los Salmos religiosos, triunfantes y proféticos. Ninguna literatura po– see nada que iguale el sentimiento de confusión, de arrepen– timiento, de confianza, expresados sobre todo en el 'lv1ise– rere y en el De profimdis: «Apiádate de mí, oh Dios, según tus piedades. Según la muchedumbre de tu misericordia borra mi iniquidad. Lávame más y más de mi iniquidad y límpia– me de mi pecado. Pues reconozco mis culpas y mi pecado ectá siempre ante mí ... Mira que en maldad fuí formado y en pecado me concibió mi madre. Oh tú, que amas la since– ridad del corazón, descúbreme los secretos de tu sabiduría. Aspergéame con hisopo y seré puro ; lávame y emblanquece– ré más que la nieve ... Abre tú, Señor, mis labios y cantará mi boca tus alabanzas)) (Salmo 51). Seríamos interminables citando pasajes de un lirismo es– téticamente alambicado y profundamente humano. Quien busque emociones estéticas que lea el Libro de los Salmos, y quien desee manantial perenne de sentimientos con que

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz