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EL MENSAJE DE LA BIBLIA «Porque es eterna su misericordia». «Alabad al Señor de los se.ñores~porque es eterna su misericordia». Los fieles usaron estos cánticos litúrgicos, recitados en los días de plegaria oficial y común, como fórmulas de su oración privada. JESUCRISTO, LOS APÓSTOLES Y LA foLESIA ORAN CON LOS SALMOS DE LOS HEBREOS El pueblo judío, Jesucristo, los Apóstoles y la Jglesia han empleado en su oración los salmos o cánticos litúrgicos de los antiguos hebreos. Jesús repite en su pasión las palabras del salmista: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has aban– donado? En tus manos entrego mi espíritu» (22,2). En el cur– so de. su vida mortal, aunque el Evangelio nada dice, Je– sús debió recitar frecuentemente. los salmos en la sinago– ga, en el fe.mplo, en las fiestas judías y en las peregrinacio– nes a Jerusalén. No es de extrañar que la Iglesia, aun en nuestros días, haya hecho del libro de los Salmos el núcleo de su oración oficial y pública. San Jerónimo cuenta cómo en su tiempo los viñadores, los labradores, cantaban los salmos mientras sembraban al surco largo y monótono y recogían la mies dorada bajo un sol canicular. Y es que en los Salmos cualquier hombre encuentra lo que le atañe personalmente, sus propios pensamientos, sentimien– :tos, oraciones adaptadas al estado de su espíritu ; justo o pe– cador, feliz o perseguido, en la alegría o en el abatimiento, en el temor o en la confianza, el hombre halla todos estos estados de ánimo reflejados en los Salmos, compuestos por hombres en las más variadas circunstancias.

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