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EL MENSAJE DE LA BIBLIA dad propia <le la criatura desaparece en la fuerza y en la vida de la causa primera que le permite ser y actuar. Toda la ac– tividad se atribuye a la causa primera ; la criatura se eclipsa, desaparece ante la presencia del Omnipotente. El poeta oc– cidental, aun en presencia del infinito, conserva su individua– lidad. Su actividad en relación al sujeto es más intensa, más movida, más personal ; de aquí que sea más inclinado a po– ner de relieve las fórmulas artísticas, los contornos y situa– ciones. Esto explicaría la ausencia de drama en la literatura de Israel. EPOPEYA Israel ha tenido ciertamente sus epopeyas, cuyos vestigios adivinamos en algunos pasajes del Antiguo Testamento ; por ejemplo, la historia del arco iris, signo de la alianza; la pa– rada deJ sol por mandato de J osué; pasajes del libro de los Jueces, como la historia de Débora (Gén. 6, r ss.; Jos., 10,12; Jue.. , 4-5; II; 13-16). LIRISMO El género poético más importante en Israel es el género lírico, principalmente en los libros proféticos y sapienciales. Quiero citar algunos pasajes de los libros proféticos : Isaías canta, en una emocionante alegoría sobre la viña, los cuida– dos exquisitos de Dios hacia su pueblo y la ingratitud de ésta para con su Dios (Is., 5). No menos emocionante es el himno de acción de gracias del rey Ezequías por haber recobrado la salud: «Yo dije: a la mitad de mis días voy a bajar a las puertas del sepulcro, privado del resto de mis años. Dije:
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