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P. CARLOS DE VILLAPADIERNA 141 El libro de 'lob y la angustia.-A la cabeza de los libros sapienciales va, aun desde el punto de vista estético, el libro de Job, «el gran monumento bíblico de nuestra angustia de Dios y del testimonio divino en mística y en religión». Mon– señor Fulton J. Sheen, obispo auxiliar de Nueva York y uno de los mejores predicadores modernos del mundo cris– tiano, en el capítulo que en su admirable libro Paz en el alma dedica a la filosofía de la ansiedad, afirma que el libro de Job se ocupa únicamente del problema de la ansiedad, de esa ansiedad, de esa inquietud arraigada en lo más íntimo de la naturaleza humana ; jamás existió una época, nunca hubo un ser humano en la historia del mundo sin un com– plejo de ansiedad. El Sermón de la Montaña es una adver– tencia sencilla y clara contra el tipo peligroso de ansiedades. Los escritos de San Agustín giran en torno a lo que él llamó el alma inquieta : «Oh, Dios, nuesbros corazones fueron he– chos por Ti ; se sentirán intranquilos hasta que descansen en Ti». Pascal escribió acerca de la desdicha humana. En el libro de Job se plantea el eterno problema que tortura al hombre, en él se intenta dar una solución satisfactoria ;i_l interrogante del sufrimiento: ¿ Por qué? ¿ Por que ... , estoy ilambién comprendido? De esta lucha interior del hom– bre, que en el torbellino de la prueba vacila entre la deses– peración y el consuelo de la fe; entre la paciencia, Uena de confianza, y la rebelión del orgullo ; de este diálogo agónico con los tres viejos amigos y el joven Elíu, nace, como res– puesta, la idea de castigo, de justificación por el sufrimien– to, y, finalmente, la idea de utilidad propiciatioria del dolor del justo. Y, sobre todo, este libro está iluminado por la fe en la Providencia de Dios, que gobierna todas las cosas y condu-

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