BCCCAP00000000000000000000429
P. CARLOS DE VILLAPADIERNA 1 39 to tomaban a éste por Jeremías. Los cristianos han visto siem– pre en la persona de Jeremías una figura del Salvador. La evocación está muy justificada, ya que existen abundancia de rasgos en la vida del profeta que hacen de él figura de Cristo. Su lucha contra los sacerdotes y falsos profetas y jefes del pue– blo recuerda las discusiones de Jesús con escribas y fariseos. Los ultrajes, suplicios y persecuciones sufridos le hicieron, antes de Cristo, semejante a un cordero conducido al ma– tadero (II, 19). La Vulgata latina colocó inmediatamente después del Li– bro de Jeremías las Lamentaciones y el libro de Baruc, com– pañero y secretario de Jeremías. Las lamentaciones ,son una pequeña colección de cinco desgarrndoras elegías sobre la destrucción de J udá y la caída de Jerusalén. El libro de Baruc es una oración dolorosa de los desterra– dos arrepentidos, y una exhortación a Israel invitándole a volvu a la obs•ervancia de la Ley de su Dios Elegías y can– tos tiernos de consuelo terminan el libro, infundiendo en e1 alma la confianza en Dios, guía de Israel, y fuente de ale– gría, de misericordia y de justicia. Libro de Ezequiel.-Es el profeta del exilio. Fué deporl:a– do a Babilonia en 597 con el rey Jeconías. La función que des– empeña en medio de los deportados es la de consolarlos e im– pedir que sean absorbidos por el paganismo circundante. Los exilados creían ser castigados injustamente por los pecados de sus padres ; Ezequiel les muestra de un medo severo la gran culpabilidad de Israel a través de la historia, culpabili– dad que perdura en los días del profeta. Libro de Daniel.-El libro de Daniel se compone de seis narraciones y cuatro profecías. Las narraciones no son fami-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz