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EL MENSAJE DE LA BIBLIA la salvación (7,8; :28,16). Jerusalén será el foco espiritual que. irradiará la salvación a todos los pueblos. Y esta salvación será realizada por un príncipe de la fa– milia de David. Nacerá de una virgen (7,14), y desde la cuna será colmado de dones excelsos (n,2). Para indicar la gran– deza de su persona y su misión Isaías le da el nombre de Emmanuel: Dios con nosotos (7, 14). Librará a Israel de los enemigos, y para los paganos se convertárá en bandera en tor– no a la cual se agruparán (9,10). Libro de Jeremías.- Jeremías es el profeta de la tristeza y del lamento amargo. La suerte desgraciada de su pueblo y sus popias persecuciones abruman su alma de sufrimiento y de abatimiento. Las oraciones que dirige a Díos manifiestan el estado íntimo de su alma acongojada: «¡Ay de mi! Ma– dre mía, ¿ cuál me engendraste? Soy objeto de querella y de contienda para todos. A nadie presté, nadie me prestó y, sin embargo, t:odos me maldicen... ¡ Oh Dios l Ten cuenta de mí, mira por mí y véngame de mis perseguidores ... >> (15, io-18). En el orden religioso, sin igualar a Isaías, Jeremías nos ha dejado preciosas enseñanzas, coincidiendo, fundamental– mente, con las del gran profeta; a causa de la infidelidad pa– ra con Dios, el reino de Judá será deshecho, pero no aca– rreará la destrucción total de la nación judía. En la tradición judía, el profeta Jeremías eclipsó la fama de Isaías, no por el valor de sus escritos, sino por la gran– deza de su persona. A Judas Macabeo se le aparece Jeremías en visión nocturna como un hombre venerable por su edad y su majestad, y le es presentado como protector por excelen– cia del pueblo judío (2 Mac., 15,12-16). Por el Evangelio de San Mateo (16,14) sabemos que los contemporáneos de Cri&

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