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P. CARLOS DE VILLAPADIERNA 131 I. El Pentatéuco.-1Los judíos 1lamaban Torah, Ley, a los cinco primeros libros de la Biblia, llamados más tarde por los griegos Pentateuco. Los judíos denominaban a los libros por la primera o las primeras palabas del mismo libro. Los griegos les pusieron el nombre atendiendo al argumento : así, el Génesis, porque en él se narran los orígenes del mundo y del hombre; Exodo, porque narra la salida del pueblo de Egipto; Levítico, colección de prescripciones rituales rela– cionadas, sobre todo, con la tribu de Leví; los Números, por– que comienza haciendo el censo, el recuento <le los israeli– tas antes de emprender el viaje hacia la Tierra Prometida ; Deuteronomio, o segunda ley. El Pentateuco, conjunto de estos cinco libros apuntados, es el pimer documento que narra la creación de todas las cosas por Dios, la elección de un pueblo que fuese deposita– rio de las promesas y esperanzas mesiánicas en medio de la humanidad. Este pueblo estaba destinado a convertirse en profeta de los otros pueblos, para que se cumpliese finalmen– te, el reino de Dios y de su voluntad sobre la uierra, en el reino del Mesías. En él aparecen, en vez de !as mitologías de otros pueblos, las ideas nítidas y precisas de un Dios único, creador y providente. La idea central que auna todos los diversos elementos le– gislativos, litúrgicos e históricos del Pentateuco, es la exis– tencia de un plan divino inmutable que se realiza indefecm– blemente, a pesar de las dificultades, y cuyo término es la creación del pueblo de Israel como nación teocrática, con Pa– lestina como patria y la ley mosáica como código. El hombre fué creado en un estado de felicidad y de ar– monía con Dios ; pero el estado privilegiado en que habían sido creados los primeros padres se perdió radicalmente por

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