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P. CARLOS DE VILLAPADIERNA 121 teras. Es una lengua muy simple, con una gramática insigni– ficante ; de donde se deriva una serie de dificultades para el intérprete, ya que una misma expresión puede revestir signi– ficados muy diversos dependientes del bono, de la situación y circunstancias en que se emplea. La mayor parte de los libros del Viejo Testamento han sido escritos en hebreo, es decir, cuarenta y dos libros: Gé– nesis, Exodo, Levítico, Númer-os, Deuteronomio, Josu.¡é, Jueces, Ruth, primero y segundo de Samuel, primero y se– gundo de los Reyes, primero y segundo de las Crónicas o los Paralipómenos, Esdras, Nehemías, Ester, primero de los Macabeos, Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Eclesiástico, lsaías, Jeremías, Lamentaciones, Baruch, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahún, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías, Mala– quías. b) Libros escritos en arameo.-El arameo es la lengua hablada por las tribus nómadas del desierto sirio. Poco a poco fué adueñándose de otras regiones, de tal modo, que, desde el Mediterráneo al Irán, desde las fuentes del Tigris y el Eufrates hasta el golfo Pérsico, las lenguas indígenas, au– tóctonas, van desapareciendo y dejando paso al arameo, al menos en los negocios diplomáticos y comerciales. Esto mismo sucedió en Israel. Al final del siglo vn sola– mente los grandes e ilustrados entienden la lengua aramea ; el pueblo habla y comprende exclusivamente el hebreo (2 Re., 18, 26). ,Después del destierro, el hebreo ha perdido gran par– te de su influencia, y durante siglos ambas lenguas coexis– ten paralelamentie. El hebreo se convierte en la lengua de la liturgia, de la Ley; el arameo, es la lengua «11niversal)), co– loquial, la lengua comúnmente hablada y comprendida. De

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