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EL MENSAJE DE LA BIBLIA la angustia, todo hombre que camina privado de luz, halla en la Biblia el consuelo, la paz, la luz. Historia única en su género, la Biblia, desde el Génesis al Apocalipsis, nos abre, en variedad de estilos, los archivos del género humano. Pero estias formas literarias-como dice Pío XII en la encíclica Divino afflante Spiritu- no respon– den a ninguna de nuestras categorías clásicas y no pueden ser juzgadas a la luz de los géneros literarios greco-latinos o modernos. Estos géneros literarios no pueden establecerse a priori, sino que deben ser el resultado de un concienzudo y paciente estudio de la índole y condición de vida del escritor sagrado, de la edad en que floreció, de las fuentes utilizadas ya escritas, ya orales, de la literatura antigua del Oriente. AUTOR PRINCIPAL E IDEA UNITARIA DE LA BIBLIA La variedad está armonizada por una superior y más pro– funda unidad; un solo autor principal. Dios pbsmó a través de toda esa diversidad una idea central, un mensaje unitario. En todas sus páginas resuena el acento de Aquel que llega a lo más profundo del corazón humano. Por eso, los antiguos escritores eclesiásticos llamaron a la Biblia «un templo vivien– te de Dios, que, en lugar de estar construído con piedras, está hecho de letras y de palabras. El Verbo bíblico habita este templo sagrado, así como el Verbo eucarístico vive en las iglesias de piedra». Una finalidad honda y bien definida late a través de todas las páginas bíblicas. La Sagrada Escritura es, en verdad, un conjunto de libros religiosos escritos en épocas distintas, en circunstancias diversas y por autores de diferenfe
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