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108 EL MENSAJE DE LA BIBLIA ciones orales antiquísimas, que forman el núcleo de la pala• bra escrita. La tradición, pues, es anterior a la Biblia. :Moisé:-;, en el grandioso poema donde describe la bondad de Dios para con su puehlo, invoca el testimonio de los ma– yores, que de generación en generación se van contando las maravillas obradas por Dios. «Trae a la memoria los tiem– pos : atiende a los años de todas las generaciones ; pregunta a tu padre y te enseñará; a tus ancianos y te dirán». (Deut., 32,7). Otros muchos pasajes de la Biblia manifiestan la 1111- portancia y la influencia ele la tiradición como fuente de infor– mación religiosa y de autoridad. J osué, eligiendo a doce hombres, uno de cada tribu, les manda recoger del lecho del Jordán una piedra cada uno, a fin de construir un monumento conmemoraivo del paso del Jordán, y añade: ((Cuando un día o, pregunten vuestros hijos: ¿ Qué significan para vosotros esas piedras? Les responderéis: Las aguas del Jordán se partieron ante el arca de la alianza de Yavé; cuando ella pasó el Jordán, las aguas del río se dividieron; y estas piedras serán, para siempre jamás, un memorial para los hijos de Israeln (Josué, 4,ü-7J. Lo mismo en Job: «Pregunta, si no, a las generaciones precedentes .: atiende a la sabiduría de los padres. Nosotros somos de ayer y no sabemos nada, porque son una sombra nuestros días sobre b tierra. Pero ellos te enseñarán, ellos te hablarán con palabras llenas de cordura)) (Job, 8,8-10). DE BOCA EN BOCA, LOS HIJOS DE ABRAHAM TRANSMITEN Y APRENDEN LA REVELACIÓN Abraham, «padre de los creyentes», es el primer jefe del pueblo elegido, sin embargo, es Moisés quién unos cientos

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