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ro4 EL MENSAJE DE LA BIBLIA el profeta Jeremías emplea ya el término de <calianza nue,·a>i, como cumplimiento y perfección de la antigua: « Vienen días, palabras del Señor, en que yo haré una alianza nueva con la casa de .Israel y con la casa de J u<lá ; no como la alianza que hice con sus padres cuando los saqué en aquellos días : Yo pondré mi ley en ellos y la escribiré en su corazón, y seré su Dios y ellos serán mi pueblo)) (Jeremías, 31,3J. La palabra testamento adquiere una significación definida y relevante, cuando San Pablo, aludiendo al sacrificio del Cal– vario, en la epístola a los Hebreos, enseña que la muerte del testador asegura a los hijos de Dios el derecho a la herencia eterna: «Por esto es el mediador de una nueva alianza, a fin de que por su muerte, para redención de las transgresiones cometidas bajo la primera alianza, reciban, los que J,an sido llamados, las promesas de la herencia eterna. Porque donde hay testamento, es preciso que intervenga la muerte del te" tador. El testamento es valedero por la muerte, pues nunca el testamento es firme mientras vive el testador. Y ni el prí mero fué otorgado sin sangre ; porque habiendo sido leídos al pueblo todos los preceptos de la Ley de J\Io1sés, tomando éste la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua y lana teñida de grana, e hisopo, aspergió al libro y a todo el pueblo, diciendo: «Esta es la sangre de la alianza que Dios ha contraído con vosotros)) «TESTAMENTO SEGÚN SAN PABLO)> La doble expresión de Viejo y Nuevo Testamento se en– cuentra en San Pablo (I Cor., n,25, 2 Cor., 3,14; Hbr., 9,15). Conviene hacer resaltar más explícitamente que «testiamen– tO>> revista dos sentidos: el de los griegos cláscios, que sig-
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