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98 EL MENSAJE DE LA BJBLTA En la Biblia encontrará el predicador la fuente perenne y clara de sus ideas, la normá de su estilo y los modelos edi– ficantes de imitación. Formar a los demás según la imagen de Cristo es la finalidad luminosa hacia donde debe encami– narse tioda pedagogía cristiana. Como educador, Jesús es in– sustituíble en la enseñanza religiosa. «Su imagen se proyec– ta en el mundo con una claridad y una fuerza incomparables ; es tan atrayente e inteligible, que el niño más pequeño puede comprenderla, y sin embargo, tan grande y sublime que las ms preclaras inteligencias no pueden agotarla. Pertenece a la humanidad toda entera, a toda raza. a toda época, a cada estado, a cada pueblo, a cada época. Todo en su vida es modelo de sant:idad. Su imagen cauti– va a todos ; y el camino a donde- conduce-, camino del amor de Dios y del prójimo, de la bondad y de la dulzura, de la fuerza y de la mansedumbre, de fa veracidad y de la sinceri dad, es accesible a todos los hombres, jó-.,ents o viejos, gran– des o pequeños, sabios o ign.orantes Ta I es fa verdadera formación en la piedad cristianan. Tenía razón San Agustín al escribir: ((Cuanto más pobre es uno en su propio fondo, más necesidad hay de enrique– cerse en estas fuentes sagradas. Siendo ttno pequeño para expresar tan admirables cosas (las de la fe), hay necesidad de crecer, gracias a la autoridad de las Escrituras)). Podría tejerse una guirnalda áurea y gloriosa de doctore~ y escritores eclesiásticos que hicieron de la Biblia la cante– ra de todos sus recursos oratorios: San Juan Crisóstomo, uno de los mayores exégetas y el más grande orador de los pri– meros siglos de Cristianismo; San Ambrosio, San Agustíñ, San Jerónimo, San Antonio de Padua, a quien el Papa Gre– gario después de haberlo oído predicar en Roma, llamó

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