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8 PRÓLOGO Conocer el aspecto geográfico e histórico del país de Jes1ís es el primer paso para oír y comprender la palabra de Dios. Y el Padre Carlos, con su primera obra, nos resulta un excelente guía para ello. Caminando con él "PoR LOS CAl\!!NOS DEL SEÑOR" nos encontramos mejor dispuestos a recoger, a lo largo de esos caminos, el eco de la divina palabra de Jesús. 1~·n su segunda obra, la que tienes, querido lector, en tus manos, el Padre Carlos nos acerca mús a la palabra de Dios. Aquellas antiguas comunicaciones divinas culminaron e11 la pre– dicación de Jesús y de sus apóstoles. Una buena parte de esta predicación quedó recogida en los escritos del Nuevo Testa– mento. Los escritos que le precedieron, los del Antiguo, estaban -todos ellos-enfocados hacia Cristo, en quien tínicament:> po– dían alcanzar su total sentido. Con los escritos de ambos Tes– tamentos se forma nuestra Sagrada Biblia. Y por haber sido concebida, escrita y redactada bajo el positivo influjo de la ac– ción dii'ina sobre la mente y la voluntad de sus respectivos uu– tores huma1101·, por eso nuestra Biblia es, real y verdaderamente, palabra de Dios. "EL MENSAJE DE LA BIBLIA", es decir: darnos a conocer las circunstancias en que fué compuesta, los libros de que consta, el sentido global de su contenido, sus cualidades humanas y cultu– rales, su injlujo sobre la humanidad, la necesidad de su lectura para sacerdotes y Jieles, la Fitafidwl sohrenatural que de ella dimana para el quehacer cotidiano de 1111estra vida terrestre y para nuestro destino eterno, etc., etc., constituyen la finalidad de esta nueva obra del Padre Carlos. Con su lectura sentirás cómo el autor te va llevando de la mano ante las puertas, todavía cerradas, de la palabra de Dios, tras las cuales, sin embargo, adi– vinas que de un momento a otro podrás "oir" esa voz de Dios que taladre tu alma. Y a propósito de esta última idea. Jl..1e vas a permitir una pequefia digresión, 1111 recuerdo personal. En el otoiío de 1950 tuve la suerte de ser único acompaííante y guía, en su visita a nuestra histórica Toledo y a sus sinagogas, del que hasta pocos afio.1· antes fuera gran rahino de la sinagoga judfo de Roma, convertido luego al catolicismo y hecho ya ter– cillrio franciscano. Era el profesor Eugenio Zolli. En nuestro