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LA TENDENCIA ERE.MÍTICA EN LOS PRIMEROS CAPUCHINOS EN ESPAÑA 297 Al grupo de fray Ludovico de Fossombrone se impuso, a los po– cos años, el capitaneado por fray Bernardino de Astí, que se decide por el ideal evangélico vivido en su totalidad por S. Francisco en los últimos años de su vida ya en comunidad organizada y al servicio de las necesidades concretas de la Iglesia. Las Constituciones de 1536 elaboradas por este grupo y genuinamente franciscanas, pero un poco lejanas de aquel soñado retorno a la forma de vida de la pri– mera generación franciscana, dan fisonomía y organización más pre– cisas a la reforma capuchina, estableciendo un equilibrio también más evidente entre la vida contemplativa y la activa, aunque en la jerarquía de los valores franciscanos reservan el primer puesto a la vida de contemplación y de retiro, consustanciales a todas las refor– mas.13 Cancelan la denominación de «Hermanos menores de la vida eremítica», que no tenía significado programático y que nunca había sido aceptada por la Curia roman",: 1...;ducen, es verdad, a dos las ho– ras de oración «para los tibios», pero declaran que la oración es la maestra espiritual de los frailes y que el verdadero fraile espiritual siempre ora (n. 41), imponiendo implícitamente la asiduidad de la oración; mantienen la prescripción sobre las celdillas para los caris– máticos de la contemplación y de la soledad (n. 79), y alejan la dis– tancia de los conventos a milla y media, o casi, fijando el criterio de las fundaciones: el retiro monástico y el apostolado, es decir, el reti– ro y la caridad, con la recomendación de aproximarse, en todo caso, más a los desiertos que a las deliciosas ciudades (n. 77); ordenan que no se corten o arranquen los árboles frutales o de adorno (n. 80), sin duda en beneficio de la soledad y de la protección del retiro; 14 la extraña prohibición de no confesar seglares, ya incluida en las Constituciones de Albacina (n. 26 ), es reforzada y justificada por el peligro de distracción de mente y para que los religiosos estén más unidos y recogidos con Cristo (n. 90); a los predicadores se les 13. Sobre la tendencia contemplativa en los primeros tiempos de la reforma capuchina véanse: Remigius ab Alosto [Aalst], De oratione mentali in Ordine Fratrum Minorum Capuc– cinorum, en «Coll.Franc.» 3 (1933), 40-66; Luigi M. da Genova, Dottrina spirituale della primitiva legislazione cappuccina, Genova 1963; Optatus van Asseldonk, De traditione vit,e orationis in Ordine nostro, en «Analecta O.F.M.Cap.» 89 (1973), 55-75; O. Schmucki, L'indi– rizzo contemplativo nell'Ordine cappuccino primitivo, en «Picenum Seraph.» 12 (1975), 296- 303; íd., La preghiera come elemento essenziale ne/la formazione alla vita francescano-cappuc– cina, en «Anal.O.F.M.Cap.» 91 (1975), 225-236, versión en «Selecciones de Franciscanismo» 4 (1977), 315-318. 14. Sobre la función del bosque en la primitiva vida capuchina véase S. Gieben, Il richia– mo della foresta. La funzione del bosco presso i primí cappuccini, en «Picenum Seraph.» 12 (1975), 290-295.

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