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LA TENDENCIA EREMITICA EN LOS PRIMEROS CAPUCHINOS EN ESPAÑA La eterna tentación de la vida eremítica, siempre renovada y siempre superada, pero siempre beneficiosa, es una constante de las reformas franciscanas que, desde la mitad del siglo XIV, han propug– nado la vuelta al ideal primitivo, es decir, a la observancia literal de la regla y a la imitación de la forma de vida de S. Francisco y de sus primeros compañeros como se hallaba descrita, no sin cierta parcialidad, en las primitivas fuentes franciscanas. El permiso para «llevar vida eremítica», fórmula que encontra– mos casi invariablemente en las bulas fundacionales de las diversas reformas, desde la observante en 1350 hasta la capuchina en 1526, pasando por las españolas florecidas desde 1392,1 figuraba como una de las tantas rúbricas en uso en la Curia romana para efectos de tasa– ción de bulas y rescriptos, y se solía conceder a los religiosos que soli– citaban sustraerse, por motivos de conciencia, a la obediencia de los superiores sin ser perseguidos como apóstatas o fugitivos. 2 Ninguna de aquellas reformas intentaba crear una forma nueva y exótica de vida franciscana, como lo sería una vida exclusivamente eremítica. Los reformadores pedían simplemente morar en eremitorios, pobres conventos solitarios, para vivir e imitar la vida contemplativa y de absoluta pobreza que S. Francisco había vivido en la Porciúncula y en otros tugurios, una forma de vida que les fascinaba más que la otra de apóstol o predicador andariego del Evangelio. Esta verda– dera causal de las reformas franciscanas aparece bien clara en las l. Sobre estas reformas, in<lepen<lientes entre sí, la principal de las cuales y más <locu– mentada es la iniciada por fray Pedro de Villacreces en 1395 y proseguida por S. Pedro Rega– lado y por fray Lope de Salazar y Salinas, véase F. de Lejarza - A. de Uribe, Introducción a los orígenes de la Observancia en Espaiía. Las reformas en los siglos XIV y XV, en «Archivo Ibero-Americano» II época 17 (1957), 17-945; Isidoro de Villapadierna, Il ritorno all'ideale primitivo ne/le riforme francescane di Spagna nei secoli XIV-XV, en «Picenum Seraphicum» 12 (1975), 273-289. Sobre la reforma de los descalzos, esbozada por fray Juan de La Pnebla en 1487, definida por fray Juan de Guadalupe en 1496 y perfeccionada por S. Pedro de Alcántara, véase F. de Lejarza y otros, Estudios sobre San Pedro de Alcántara en el N centenario de su muerte, en «Arch. Ib. Amer.» II ép. 22 (1926), 15-561. 2. E<luar<lus Alenconiensis, De primordiís Ordinis Fratrum Minorum Capuccinorum 1525- 1534, Roma 1921, 29 s. EsnJDIOS FRANCISCANOS 79 (1978) 293-310
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