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LA TENDENCIA EREMÍTICA EN LOS PRIMEROS CAPUCHINOS EN ESPAÑA 309 do». Finalmente, del padre Miguel de Valencia (t 1630) se ha es– crito que su retiro y recogimiento «fue el mayor que se ha conocido». 56 CONCLUSIÓN El padre Arcángel Alarcón de Tordesillas no sólo fue el ejecutor oficial y material de la introducción de la Orden capuchina en Es– paña, sino también su primer modelador dando una fisonomía espa– ñola a una Orden que hasta entonces sólo había vivido la experiencia italiana. La fundación en España era particularmente arriesgada por la saturación de recoletos y descalzos, familias nativas españolas y con una forma de vida tan afín a la capuchina. En la primera pro– vincia española, Cataluña, el padre Alarcón -afirma su biógrafo con– temporáneo- «procuró resplandeciese el rigor que en los principios de la Orden introdujo nuestro seráfico Padre». 57 Es evidente -a tra– vés de estas notas- que en la obra del padre Alarcón y de sus in– mediatos sucesores hubo una rcviviscencia del primitivo carisma eremitico al servicio de la vida de oración y contemplación. Tuvieran o no parte en aquella reviviscencia el fondo místico del alma españo– la y una sana y legítima emulación frente a las demás familias fran– ciscanas, lo cierto es que el rigor introducido por el padre Alarcón en la austeridad, pobreza y retiro tuvo por finalidad perfilar mejor y acentuar la «diferencia» capuchina, es decir el apostolado de la predicación popular. La imposición de las tres horas de oración y las fundaciones de conventos, en las que sistemáticamente se sacri– ficaron a la soledad las más elementales comodidades humanas, no tenían otro fin que el crear el monte, geográfico o metafórico pero es– piritualmente real, «de la santa oración y contemplación», en el que el verdadero fraile menor debía siempre orar y al cual, según el man– dato de las Constituciones, debían subir los predicadores al final de sus jornadas apostólicas para «inflamarse como serafines en el amor divino». La versión española de la aproximación capuchina al primitivo ideal franciscano se reveló acertada y eficaz: la Orden capuchina pudo arraigarse y prosperar en España sin ser confundida por el pueblo con las demás familias franciscanas. La modelación capuchina española se forjó en Cataluña, donde se formó la primera generación 56. O. c., 549-554 (551). 57. Cf. Ambrosio de Saldes, Crónica inédita cit., en «Est.Franc.» 5 (1910), 397.
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