BCCCAP00000000000000000000425

·poco antes de su muerte, por privilegio especial, lo hacía sentado en un cochecito con el que se le tra·,– laclaba de su celda a dicha capilla. ¡ Era ele ver el fervor con que ceJebraba y el recogimiento con que daba gracias después de celebrar! Tenía order:.ado al hermano enfermero que hasta pasada media ho– ra no fuera a recogerle y aun después se l<- veía como abstraíclo por el fC'rvor ele la ce!ebrarión del Santo Sacrificio. La expresión ele su mayor fervor era la Santa Misa. Poderla celebrar, aunque tuvie– ra que sufrir mucho, y quedarse agotado, cm para él la máxima satisfacción. Tener que privarse de ella, por encontrarse muy mal, era su gran pena, pero sabía someterse en seguida a la olJ2diencia cuando el Superior, o el enfermero, le clecfan qn,;; era una temeridad el intentar celebrarla. Final– mente, cuando se fracturó el fémur izquierdo, su gran preocupación era el no poder celebrar más la Santa Misa. "No tengo más interés-decía-que me arreglen la pierna para poder seguir cclC'b1·anclo, aunque sea sentado, como hasta anuí. Pm' lo c;E>m"iéi yo no voy a ir a pasear por Bilbao." Su devoción al ejercicio santo del Vía Crucis fue otra de las manifestaciones de su gran amor a la Pasiór., del Señor. Lo hacía diariamente mientras estuvo bien, y aun, estando completamente im)Jf'– cTiclo, lo seguía practicando en la capilla de la en– fennería después de celebrar la Santa Misa. Otra de sus grandes devociones fué la que profesó a la Santísima Virgen, especialmente en el misterio ele su Inmaculada Concepción. La recomendaba no

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz