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-"No se preocupen-decía-. Dios nos. dará la victoria." El triunfo de las armas nacionales le preocupaba grandemente y no sólo pedía por él en sus ora– ciones, sino que se lo encomendaba también a sus dirigidas. En carta del 30 de agosto de 1937, escribía a la Rvda. Madre Abadesa de las Capuchinas de Ea– surto. -"Tenga entendido que estamos en días de prueba y calamitosos, y en épocas como la actual pide Dios grandes sacrificios a las almas que quiere. A esos sacrificios sufridos con generosidad está vinculada muchas veces la salvación de las naciones. Por tanto, a repetir con frecuencia: "Hágase tu volun– tad". En el mes de diciembre volvía a repetir a la misma Superiora: "Martas" hoy no faltan, creo que sobran 111uchas, lo que hacen falta son "Marías", Marías que se postren a~te Jesús Sacramentado y eleven sus manos suplicantes al cielo imploranda picrdón y misericordia para nuestra querida Es– paña, para nuestro glorioso ejército, que con tanta valentía y generosidad derrama su sangre. ¿No habrá una capuchina santa que obligue con sus ruegos a Jesús a concedernos la paz? ¿No habrá en ese convento "nuevo" y de corazones jóvenes, que tienen más energías, una segunda Verónica que se interponga entre Dios y los hombres y con– siga el perdón para la Nación? Hagan la prueba,. pero de veras y con mucha fe." 36

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