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propias de la Oi·den, como los ayunos, las discipli– nas prescritas en Comunidad, y, sobre todo, el re– zo de los Maitines a media noche. Los ayunos de los Capuchinos son largos e intensos. Prácticame:1- te duran desde la fiesta de Todos los Santos hasta después de Pascua de Resurrección, con los días de Navidad por único alivio. El P. Diego, hablan– do de la Cuaresma llamada de "la bendita", que comienza al día siguiente de la Epifanía y dura cuarenta días seguidos, decía que, si bien 1o·s reli– giosos no estaban obligados a practicarla según el mismo consejo de la Regla, sin embargo entre los Capuchinos siempre se había observado con espe– cial interés y añadía que la predilección y bencli– ción del Seráfico Padre para con sus hijos estab~, en relación directa con la observancia de este ayu– no, como se deduce de las palabras de la misma Regla que dicen así: "Y los que la ayunaren sean benditos del -Señor, pero los que no quisieren no sean obligados a ello". Recomendando a una de sus dirigidas la penitencia del ayuno solía decirla: "No tema perder con ello la salud. Mis novicios engor– dan en tiempo de cuaresma". Hoy se ha modificado un poco el rigor del ayu– no en cuanto a los jóvenes, pero la ley queda en pie para los que se sienten con fuerzas para cum– plirla y por tanto nada va en contra de la austeri– dad del P. Diego, naturaleza, según él mismo de– cía, de hierro, y menos contra su concepto de la austeridad capuchina en esta como en otras peni- 17

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