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En su maravillosa sencillez hablaba contra el uso de la correa supletoria en las sandalias; .en la ma– nera de llevar el Rosario pendiente de la cuerda, y en otras, si queremos llamarlas así, menuden– cias exteriores ql,\e él conservaba con inmenso es– píritu de austeridad y pobreza. Jamás llevó el Rosario pendiente del cordón de dos enganches, como se suele llevar ahora, sino de uno sólo. Otra de las innovaciones fué el uso de bolsillos a ambos lados del hábito. Esta costum– bre, vino de Italia y hoy se practica como la m;fls natural y hasta casi necesaria; pero el P. Diego jamás quiso acomodarse a ella ni la permitió en los hábitos que se hicieron a stis jóvenes novi– cios. JiJl llevaba, según la antigua costumbre, dos grandes piezas de tela cosidas exteriormente y que tenían el aspecto de dos grandes remiendos en el hábito. En algunos cuadros antiguos de nuestr::i Padre San Francisco se apreci.an estos remiendos y a algunos santos o religiosos de nuestra Orden capuchina se les representa con esta típica pieza de tela, que sin duda se usaba por estar el hábito más gastado por la cintura con el roce del cordón. Cuando comentaba el capítulo II de la Regla qt:.e encomienda a los frailes remendar sus hábitos "de sacos y de otros remiendos con la bendición ce Dios", solfa él decir que cada día había menos ca– puchinos que quisieran recibir esta bendición del Seráfico Padre, pues eran pocos los que llevaban hábitos remendados.

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