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"Pero no por eso debemos abandonar el estudio de las .ciencias sagradas y, aun profar.as , ya que eI mismo Santo Padre reconoce que nuestra Orden ha dado en todo tiempo varones conspicuos en letra,s y ciencia." Precisamente por aquellos días la Universidad' Gregoriar:a de Roma había concedido el galardón de Medalla de Oro a uno de los religiosos de nues-· tra provincia de Castilla. El P. Diego comunicó la noticia a sus queridos novicios con la emoción que· es de suponer, dado su gran amor a las glorias de la Orden. El año 1925 el Gobierno de Su Majestad D. Al– fonso XIII cor:cedi-5 la Gran Cruz de Beneficencia: a uno de los religiosos del convento de Bilbao, por su apostolado heroico _entre los apestados. El acto, de imposición de la preciada Condecoración tuvo· lugar en el salón contiguo al convento. El P. Die– go, tare riguroso con sus novicios cuando se trata– ba de cosas puramente mundanas, está vez los: llevó para que presenciasen aquel acto de tanto, horror para el religioso galardonado como para 1a Orden. Al día siguiente, en la plática a los novicios· les habló del acto del día anterior por:derando la gran caridad del Padre, el cual, antes de encerrar– se en el. hospital con los apestados le había escrito-, pidiéndole oraciones y diciéndole, entre otras co– sas: "Padre, hoy mismo me encierro con estos: apestados que necesitare mis auxilios espirituale.; Si acaso muero entre ellos, no deje de encomen– darme a Dios." 107."

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