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sobresaliente er.: la Orden, lo celebraba con autén– tico. regocijo. Junto a los ejemplos de santidad del P. A.ntillón y del P. Adoain,, colocaba el heroico martirio de los veintidós religiosos de la Provincia, sacrifica– dos por las h·ordas rojas en defensa de la fe. Así era el P. Diego, un entusiasta de las glo– Tias de la Orden que, si sidió la desaparición -de ciertas fórmulas externas, también con un crite– rio amplio y caritativo supo amoldarse a las exi– ,g·encias de los tiempos. Su amor a las glorias de la Orden lo manifestó -en infinidad de ocasiones. El año 1926 fue publicado el texto latino de i:uestras Santas Constituciones. Unos de los pri– meros ejemplares qu·e llegaron a España, según testimonio del mismo P. Diego, fue el que él llevó un día a la sala de conferencias y, todo gozoso, mostró a sus novicios. Nos pan,ce verle aún, con el libro en las manos, completamente emocionad.o,. decirr:os estas pala– bras: "Ya tenemos nuestras· Santas Constituciones 2.comodadas al nuevo Código y aprobadas por la Sagrada Congregación de Religiosos. Según me ha dicho el Padre (para él el Padre era el M. R. Pa– dre Mariano de Vega, cuatro veces· Provincial de Castilla y al cual el P Diego profesaba ur.a pro– funda veneración) han ,clausado una indescripti– ble y profunda impresión en Roma por la piedad con que están escritas y por la prudencia y sabi– duría con que estár:.· redactadas." Y al decir esto, 105

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