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132 ISIDORO DE VILLAPADIERNA de una mayor perfección religiosa y de una más eficiente y orga– nizada práctica de la caridad con los pobres y enfermos. Además, no pudo menos de perturbar la vida de las fraternidades seculares la lucha enconada entre conventuales y observantes, lucha de familia en la que, naturalmente, se verían envueltos los terciarios según su subordinación a uno u otro de los bandos o su mera simpatía por alguno de ellos. La libertad restituida a la Tercera Orden por Eugenio IV en 1431 de tener visitadores de la primera Orden se reveló contraproducente, al menos en Castilla. En 1462 la terciaria doña Teresa de Guevara, hermana del senescal de Sicilia don Iñigo de Guevara, y otras personas, pusieron en conocimiento de Pío que algunos terciarios habían obtenido letras apostólicas para poner bajo su jurisdicción y prelatura hombres y mujeres de la Tercera Orden, que estaban bajo la obediencia de los prelados de la Orden de Frailes Menores, siguiéndose una serie de inconvenientes, disolu– ciones y homicidios con la ruina casi total de dicha Tercera Orden sobre todo en el reino de Castilla. Suplicaban que para remediar esta situación se sujetara la Tercera Orden castellana a los supe– riores de la primera Orden, concretamente a la Observancia. esta denuncia el papa, con la bula Pía Deo del 13 de julio de 1462 mandó al arzobispo de Toledo que, si los hechos resultasen ciertos, ordene con autoridad apostólica la sujeción de todos los terciarios de Castilla, presentes y futuros, a la recepción, cuidado, visita, corrección y prelatura absoluta de los custodios y guardianes de los lugares de la Observancia 21 • En ninguno de los bularios franciscanos constan tales letras apostólicas incriminadas, y ciertamente los denunciantes no podían referirse a las numerosas bulas dadas para las casas regulares de la Tercera Orden. Tampoco sabemos si la bula de Pío II fue ejecutada, es decir, si se halló ser verdaderos los desórdenes de– nunciados. Aceptamos y señalamos el documento pontificio como un testimonio de gravísimas perturbaciones en el seno de la Tercera 2 1 BF n.s. II, 538 n. 1026; texto más completo en AM XIII, 615s (532s). Cf. también F. Bordoni, Archivum cit. 263s; D. De Gubernatis, Orhís seraphicus II, Lyon 1685, 893.

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