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PRESENTACION ABLAR significa no estar nunca solos. Siempre, cuando se habla, hay alguien que dice y alguien que escucha. El len– guaje privado, el solipsismo lirgüístico, es imposible. Toda palabra pronunciada, por ello, expresa una interioridad hecha de misterio y epifanla, de apariencia sonora y de realidad profunda, que se convierte en comunicación. Es decir, en algo "que se hace común para dos" o en "algo que unifica a alguien con" en la más estricta etimologla de com-municare. La comunicación, as,: verifi– cada a través de la palabra -logos- se transforma en diálogo. Y para cada comunicación, para cada diálogo existe una clave secreta de sentidos y significaciones, según :a cual interpreta el oyente. Quien habla, no está nunca solo. Hay s:empre quien escucha. " ...Y hablaron las Cosas". Quenes hablan, aqul, son las Cosas: la gaviota y la flor pisada por los bueyes, el ocaso marino o el olivar moro cargado de sabidurla; es el Cristo agonizante o la Virgen recordada de la aldea. Es todo el entresijo alegre, dolorido o esperanzador que constituye la vida misma. Y quien escucha e interpreta es el carisma poético de un franciscano. No es el hombre cientlfico, aunque con el poeta coincKia en la afirmación de que la "realidad nunca es lo que parece". Para ambos, detrás de todo fenómeno sensible se encuentra la riqueza inagotable del ver.dadero ser. Cuando el cientlfico expresa el fenómeno observado y lo traduce a su lenguaje, pretende con su discurso reconstruirlo, sometiéndolo a control. Porque tanto sabe de las cosas, cuanto

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