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EL BARROCO ESPAÑOL DENTRO DE LA CULTURA EUROPEA 95 había cultivado un simbolismo ascendente,que transfiguraba la mujer ama– da en un compendio de los matices más bellos del cielo y tierra. El simbo– lismo de Calderón tiene un signo contrario. Es descencente. Por él las realidades ultraterrenas descienden a ser protagonistas de las grandes festi– vidades de aquí abajo. Para comprender los Autos Sacramentales en su honda significación histórica es menester encuadrarlos dentro de la fiesta popular religiosa de Corpus Christí. Dos momentos tenía esta fiesta: la litúrgica de la misa solemne, a la que seguía la entusiasta y fastuosa procesión eucarística por calles y plazas, y la que hoy llamaríamos para-litúrgica de la representación escénica, a la caída de la tarde, del Auto Sacramental, compuesto para este fin por los grandes dramaturgos de la época. En primera línea, aunque no cronológicamente, Calderón. En ambas fiestas el pueblo parecía impreg– nado de lo sobrenatural. Una vivencia colectiva decía a la multitud que Dios estaba en medio de ella. Sólo esta viviencia colectiva hace comprensible, ayer y hoy, el simbolismo de los Autos Sacramentales. Sean éstos de tema histórico o imaginativo, todos ellos contribuyen a poner cerca del pueblo el gran misterio oculto que parecía desvelarse por unas horas ante los ojos de la muchedumbre, pletórica de fe. Para el más humilde labriego o menestral se entreabría, en aquel día de entusiasmo y de fruición, el misterio del cielo para hacer su presencia en la tierra. De esta suerte la unidad cósmica que en Europa los sabios intentaban apresarla en sus cálculos matemáticos, Calde– rón la intuye y la expresa a través de su simbolismo religioso. Y es muy de advertir que el esfuerzo genial de aquellos sabios halla un reflejo en la cons– trucción rígidamente intelectual que Calderón dio a sus Autos, en los que el conceptismo del orden y de la proporción va al par con el deslumbrante atavío de la creación entera que rinde homenaje al «Dios con nosotros» 16 . Cerramos, pues, esta primera sección de nuestro estudio afirmando, con serenidad y decisión, que por los caminos del arte literario España fue a la conquista de la admirable armonía cósmica que con la geometría en la mano estudiaban y precisaban los sabios de Europa. Galileo, evocando el Timeo de Platón, afirmaba que Dios había creado el cosmos en figuras geométricas. Calderón sabe de otra geometría más espiritual y simbólica, pero con inne– gables semejanzas a la de Galileo. No en vano ambos eran genios profunda– mente cristianos. Por eso nos hemos atrevido a indicar en el título de este apartado que en Arte España da una solución genial al gran problema del barrroco europeo. 2.ª SOLUCIÓN ENTREVISTA Y NO VALORADA EN METAFÍSICA Dentro de los doce libros de la Metafísica de Aristóteles, éste -o mejor sus compiladores- introdujeron en los últimos el tema de Dios. Desde 16 Véanse entre otros para un ulterior desarrollo: J. M. Cossío, Racionalismo del arte dramático de Calderón, Madrid 1939; E. Frutos,La filosofía de Calderón en sus Autos Sacra– menta/es, Zaragoza 1952; W. Kaspers, 'Calderons Metaphysik nach den Autos Sacramenta– les', en Philosophísches Jahrbuch 30 (1917) 416-435.

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