BCCCAP00000000000000000000412

EL BARROCO ESPAÑOL DENTRO DE LA CULTURA EUROPEA 93 humanísimas figuras, Don Quijote y Sancho, creadas por el genio de Cervantes. Baltasar Gracián fue muy leído fuera de las fronteras hispánicas, con influjo decisivo en escritores pesimistas, como A Schopennauer. Parte en su filosofar ético de este hecho que cree constatado en la vida diaria: el hombre es malo. En los mismos días de Th. Hobbes piensa, como éste, que en el plano fáctico el hombre es un lobo para otro hombre. De aquí su actitud moral ante la vida y los consejos que propone para triunfar en ella. Sus comentaristas distinguen dos etapas en su producción filosófico– literaria: la de los primeros escritos, El Héroe, El Político, El Discreto, Orá– culo manual y Arte de prudencia; la de plena madurez, El Criticón. En la primera se propone dar consejos desde la situación concreta de la vida humana. Y como ésta es necesariamente un palenque de lucha, pretende enseñar a conocer las sendas y vericuetos por donde viene el triunfo y la derrota. Esto motiva en él una sobrestima de la prudencia, que pierde el sen– tido clásico aristotélico de la recta medida en el obrar, para declinar hacia la sagacidad y astucia, que piden tener en cuenta de modo primario las reac– ciones decididas y los caprichos voltarios del contrario, para usufructuarlo en lo provechoso y evitarlo en lo maléfico. En la segunda etapa, el pesimismo de Gracián, antes activo y luchador, se toma pasivo y desengañado. El Criticón es una novela alegórico-sim– bólica en la que los dos protagonistas, Andrenio y Critílo, vienen a hacer de puntos de apoyo que facilitan a Gracián el enjuiciamiento de la vida humana. En esta obra llega Gracián a una desoladora plenitud. Se hace ostensible en ella la consumación del desengaño, tema constante de su mor– diente conceptismo. Si en la primera etapa, su intento es enseñar al hombre a saber vivir en un mundo de falsía, en la segunda ya no se preocupa de enseñar a vivir, sino que contempla el mundo, según la frase incisiva de Correa Calderón, «cerebralmente, a través del cristal esmerilado de su racio– cinio» 10 • Amplía este juicio A del Hoyo en estos términos: «El segundo Gra– cián es el primer intelectual español moderno, el primer incorformista, un crítico insobornable, que siente su sociedad como brutal desgajamiento. Pero no sucumbe a ella, pues responde a su desafío con El Criticón, repre– sentación de la vida y de la sociedad. Inaugura toda una serie europea cuyos ejemplos máximos son Gulliver, Robinsón Crusoe, Candide» 11 . Conclui– mos, pues, que dentro de estos matices en el desarrollo íntimo del pesi– mismo de Gracián, es el pensamiento del desengaño la nota permanente de su producción filosófico-literaria. Al final de este juicio nos permitimos aludir a la posible fuente histórica de E/ Criticón. La crítica señala la obra del filósofo árabe español Ibn Tufail, 10 E. Correa Calderón, Ba/tasar Gracián. Su vida y su obra, Madrid 1961, p. 189. 11 Arturo del Hoyo en Ba/tasar Gracián, Obras Completas (utilizadas en este estudio). Estudio preliminar, edición, bibliografía y notas de A del H. Madrid, Aguilar 1960. p. CLXXXVI.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz