BCCCAP00000000000000000000412

EL BARROCO ESPAÑOL DENTRO DE LA CULTURA EUROPEA 91 constituye un gravísimo problema histórico. La respuesta al mismo parece que ha de buscarse en que la genial eclosión artística es repuesta a la vida hispánica, como el pensamiento lo es a las altas preocupaciones del espíritu. Pero el espíritu hispánico se sintió cohibido en este momento por un con– junto de motivos, que sería ahora largo de explicar y que ya hemos abordado en otros estudios de esta misma revista 3 . La vida, por el contrario, irrumpió pletórica y fecunda con expansión y plenitud. Esta expansión y plenitud se resumen en un solo nombre que hizo de la vida de su pueblo el tema del gran drama nacional: Lope de Vega Carpio 4 . Dentro del arte literario español no todo ha sido uniformidad. Adverti– mos diversas corrientes que brevemente queremos recurrir. Una muy principal entre estas corrientes es el culteranismo de Luis de Góngora. Unánimemente es reconocido como uno de los máximos repre– sentantes del barroco español. Puso al servicio de su ideal poético-filosófico su gran cultura clásica. De aquí el nombre de culteranismo, dado a su menta– lidad estética. Pudiera ser estudiada desde el desarrollo interno de la estética literaria de la época o como expresión metafísica de aquel momento europeo. Desde el desarrollo interno de la estética literaria Góngora aparece como la situación límite de un poética que se nutre de sí misma con la preocupa– ción exclusiva de la belleza formal. Desde el renacimiento al barroco tiene lugar en España un desplazamiento que va de la serenidad de Garcilaso a la aborrascada turbulencia de Góngora a través de Herrera, el poeta de las for– mas coloristas y brillantes a las que satura de cultismo clásico. Góngora recoge este cultismo y con él potencia la expresión poética, desgastada en las figuras neoplatónicas del período precedente. Su creación culmen, Las Soledades, es pura emoción estética. Llega a carecer de tema, pues hasta la misma naturaleza no es más que un pretexto para la brillantez y el or– nato 5 . Ahora bien; si desde la historia literaria Góngora es una situación límite, desde el interior de la filosofía es el poeta metafísico de la época. Su poema Polifemo quiere sensibilizar el afán humano de infinitud en toda su belleza y monstruosidad. Estas notas, tan relevantes en el poema, ponen en claro el intento de Góngora de lograr una armónica unidad entre elementos tan dis– pares como el luminoso y oscuro, lo bello y lo feo. Ante este poema Dámaso Alonso no se arredra en escribir que es «la expresión que busca el mundo moderno», cargado de tensiones y contrastes, abocado al problema del mal con intención de resolverlo. Llega a afirmar este crítico que si todo el barroco 3 Cf. E. Rivera de Ventosa, 'La «tibetízación» de España en el siglo XVII. Análisis histórico– crítico de la tesis orteguiana, en Cuadernos Salmantinos de Filosofía 12 (1985) 79-102. 4 Sobre el tema: M. Menéndez Pelayo, Estudios sobre el teatro de Lope de Vega, Santan– der 1949, 6 vol. (Edic. Nacional, 29-34). 5 En esta reflexión sobre Góngora nos declaramos discípulos de Dámaso Alonso que lo ha plenamente vindicado. Utilizamos especialmente los estudios sintéticos que publicó en Poesía Española. Ensayo de métodos y límites estilísticos, Ed. Gredos, Madrid 1950.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz