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EL BARROCO ESPAÑOL DENTRO DE LA CULTURA EUROPEA 99 y Leibniz defendían el ontoteo!ogismo desde el doble aspecto que hemos señalado. Y de modo semejante a estos pensadores europeos en España asumían esta metafísica A Pérez, M. Borrull, J. Ulloa y M. de Esparza. Por el contrario, S. Izquierdo recogía la herencia suareciana de la autonomía de la verdad de las esencias. Este apretado resumen de la filosofía hispana en el siglo XVII pone en evi– dencia que hubo entonces la posibilidad de una gran metafísica que un con– junto de lamentables circunstancias impidieron que llegara a su madurez. En otros estudios hemos señalado las principales de estas causas 26 . 3.ª SOLUCIÓN EQUÍVOCA EN MORAL-POLÍTICA Entre las notas peculiares del humanismo del Renacimiento una de las primarias es su tendencia a la secularización. Debemos ver ésta como un deslizamiento progresivo y acelerado hacia la valoración de los factores humanos en la cultura y en la historia. La política, siempre alerta en defensa de sus intereses, fue la primera en llegar a una total secularización. Con esto muy de notar: que se secularizó antes en el plano teórico que en el práctico. En efecto, teóricamente la secularización es total desde que Maquiavelo escribió El Príncipe. Me permito este recuerdo personal. Al llegar a Italia en 1939 oía y leía a diario: «La política es política. Un fin en sí último.» Se decía que B. Mussolini tenía y llevaba como vademcum, igual que Napoleón, la citada obra de Maquiavelo. Con este pensador político la secularización teó– rica de la política fue total. No podemos decir lo mismo de la política como hecho en el siglo XVI. Otros intereses, además de los políticos, actuaron muy eficazmente en las relaciones internacionales. Pero al llegar el siglo XV!l el maquiavelismo ejerce una acción práctica cada vez más eficaz que culmina en la Paz de Wetsfalia en la que triunfan definitivamante los intereses meramente políti– cos sobre toda otra consideración. Para muchos historiadores es el año de 1648 el que señala el inicio de la vida moderna por haber significado la paz de ese año el triunfo definitivo de la total secularización en política. ¿Qué actitud tomó España ante el hecho histórico de la secularización de la Moral-Política? Sabido es que hay historiadores muy firmes en negar que tuviera lugar en España un auténtico Renacimiento, estilo auropeo. Se funda esta actitud, aunque sea insostenible, en que España no rompió drás– ticamente con la Edad Media como hicieron otras naciones europeas. No es cosa de valorar ahora este rompimiento. Pero sí de asumir el hecho innega– ble de que España, en la época del Renacimiento, no hizo tabla rasa de la Edad Media. Ahora bien: es precisamente el espíritu cristiano muy vigente en el siglo XVI! español, el que motivará en este siglo una moral-política imprecisa, que pudiéramos calificar de equívoca y ambigua. 26 E. Rivera de Ventosa, 'Presencia en Menéndez Pelayo de la historiografía clásica y de la historiografía romántica', en Menéndez Pe/ayo. Hacia una nueva imagen, Santander 1983, pp. 47-72.

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