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FILOSOFIA DEL LENGUAJE EN M. DE UNAMUNO 177 darse sin Dios, lo vio todo sujeto a la implacable ley evolutiva. Hemos intentado en otros estudios asomarnos al itinerario sinuoso de aquel espíritu. Nos place constatar aihora el efecto que la pérdida de Dios produjo hasta en su lingüística, condenada aquí a ser un mezquino reflejo de la biología. Aun en el caso en que illegue la lengua a adquirir la belleza y los colores de una flor, como él dirá más tarde. 2. EL LENGUAJE COMO ORGANISMO HISTORICO Con suma facilidad Unamuno hace el tránsito entre la historia na· tura y la historia humana, ail estudiar el lenguaje. En un mismo ensayo, La enseñanza del latín en España 1 2 , se refiere a una y a otra. Y desde ellas quiere aclarar este gran hecho humano. No percibió en modo alguno el círculo cuadrado que X. Zubiri ha visto ya en la misma exipresión de historia natural. Según razona el gran metafísico, la historia natural «en la medida en que es natural no es historia y en la medida en que es historia no es natural». Y correlativamente: «En la medida en que el hombre es 'natural' no es histórico, y en la medida en que es 'histórico' no es natural. El hombre es las dos cosas» 13_ Unamuno se atiene a que el :hombre es naturaleza e historia sin entrar en distinciones sobre las mismas. De aquí el que vea al lenguaje inmerso en la historia natural e igualmente en la historia humana, de tal suerte que el lenguaje no es sólo un organismo natural sino también un organismo humano. Visto el lenguaje en esta perspectiva de organismo humano lo pri– mero que advierte Unamuno es que un lenguaje adquiere más plenitud de perfección cuanto más haya crecido y más se :haya desarrollado, ale– jándose de sus matrices, las lenguas de donde se origina. «Siguen los idiomas, escribe, un proceso a partir de sus matrices, y, a menos de negar el progreso, no puede negarse que serán más perfectos los que más lejos hayan llegado en tal proceso. Estoy convencido de que sólo preocupa!Ciones olasicistas pueden impedir el que se declare por todos la superioridad de los modernos idiomas neolatinos respecto del latín» 14 • Enunciada esta ley general del desarrollo de las lenguas, distingue Unamuno entre lenguas castizas y lenguas abiertas. Las castizas rehu– yen apropiarse todo elemento extraño a las mismas. Pero con ello se empobrecen y embrutecen, anota con justa dureza Unamuno. Esto es lo que ha acaecido al castellano en manos del purismo y de los castizos. De modo distinto ve Unamuno la abertura del inglés. Lo define¾ como «una lengua de presa y libre cambio. Toma donde encuentra, y con pro– nunciwlo a su modo, hágote inglés» 15 . Lo peor del caso, que tanto lamenta Unamuno, es que la falta de asimilación de nuestra lengua sea 12 Estudw cit., pp. 875-89. 13 X. Zubiri, 'La dimensión histórica del ser humano', en Realitas, Seminario X. Zubiri (Madrid 1974l p. 22. 14 'La cuestión del vascuence', Obras Completas, I, p. 1047. 15 'Contra el purismo', Obras Completas, I, p. 1068.

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