BCCCAP00000000000000000000410

184 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA de opus operatum, por la que se acerca a la eficacia del sacramento litúrgico, pese a la distancia casi infinita entre naturaleza y gracia. Avista Unamuno confirmación de su concepción de la eficacia de la palabra en el prólogo del Evangelio de San Juan, donde se lee que todo fue hecho por la Palabra. Y que, en acto de suprema condescendencia, «la Palabra se hizo carne». A ella se dirige para decirle: «No muere tu palabra omnipotente, / porque es la vida misma... » 36 • Pudieran multiplicarse pasajes como los alegados. Pero nos limitamos, como final, "a recoger uno que toca en lo sublime. Se halla en su obra poética más inspirada, El Cristo de Velázquez. Con él habla en su estilo, único en la poesía religiosa española: «Tú, el Hombre, idea viva. La Palabra que se hizo carne; Tú que la sustancia del hombre es la palabra, y nuestro triunfo hacer palabra nuestra ,carne, haciéndonos ángeles del Señor. Verbo ya carne moraste, Jesús nuestro, con nosotros para hacer nuestras carnes pecadoras verbos que el cielo para siempre habiten ... » 37. ¿Qué más se puede decir de la palabra que, siendo eterna, se hizo carne para hacerse sustancia del hombre y hacer que los hombres fueran ángeles -mensajeros- de Dios, para, al fin, trocar sus carnes en verbos, capaces de habitar en los cielos? 5. EL POETA, CREADOR En la diversa significación de -los verbos griegos pratto y poieo lee ya Unamuno la tendencia del poeta a ser creador. El poeta se halla alejado del hombre que ,cultiva la praxis, del que se vincula a la eficacia del actuar -prattein-, muy distinta del hacer -poiein-, que connota siempre un espíritu creador, aunque sólo sea para construir el cobijo de un mendigo. Cuanto más en la elaboración de un poema. Los griegos llamaban a fa facultad que tiene el hombre de hacer al– go techne. Abarcaba tanto lo que hoy llamamos técnica como el arte más elevado. Hoy distinguimos al técnico del artista y situamos al poeta en muy alto peldaño en la escala de los artistas. Unamuno refrenda esta concepción cuando anota que el entusiasta es un endiosado, uno que se hace dios, que se llena de Dios. Lo que puede ocurrirle a un poeta, a un creador, pero no a un hombre normal ni a un hombre de término medio 38 . Rubén Darío, alma poética en grado sumo, ve en el mismo Unamuno este divino endiosamiento del poeta, al contemplarlo vinculado al mis– terio de la Trascendencia. «Si poeta, escribe, es asomarse a las puertas 36 'Poesía', Obras Completas, VI, p. 224. '61 'El Cristo de Velázquez', v. 2.325-32., Obras Completas, VI, p. 486. 38 'La agonía del Cristianismo. V. Abisag la Sunamita', Obras Completas, VII, p. 324.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz