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EN TORNO A LA PRETENSJON INASEQUIBLE DEL LENGUAJE MISTICO... 171 en términos generales. Parece sentirse aquí que el santo doctor toma concien– cia de que todo concepto, por serlo. implica referencia a algo preciso y limita– do, inepto, por lo mismo, para expresar la infinitud de Dios en cualquiera de sus atributos. De aquí su preferencia por términos más generales, más abiertos a lo infinito. Más detenidamente expone San Juan de la Cruz la imposibilidad de que el lenguaje místico transparente las vivencias íntimas del alma. Ya en el pórtico de la Subida al Monte Carmelo advierte: «Para haber de declarar y dar a entender esta noche oscura... era menester otra mayor luz de ciencia y expe– riencia que la mía porque son tantas y tan profundas las tinieblas y trabajos, así espirituales como temporales, porque ordinariamente suelen pasar las dichosas almas... que ni basta ciencia humana para saberlo entender ni experiencia para saberlo decir; porque sólo el que por ella pasa lo sabrá sentir, mas no decir» 1 6. Si ya en el pórtico de la Subida se nos hace esta salvedad, con mayor emo– ción leeremos cómo describe la cúspide de la misma en su Cántico Espiritual. Comenta la estrofa XXXIX, cuyo primer verso suena así: «El aspirar del aire... ». He aquí cómo lo hace en su lenguaje único: «Este aspirar del aire es una habilidad que el alma dice que le dará Dios allí, en la comunión del Espíritu Santo, el cual. .. levanta el alma y la informa y habilita para que ella aspire en Dios la misma aspiración de amor que el Padre aspira en el Hijo y el Hijo en el Padre, que es el mismo Espíritu Santo que a ella le aspira en el Padre y el Hijo en la dicha transformación, para unirla consigo ... Esta tal aspiración del Espíri– tu Santo en el alma, con que Dios la transforma en sí, le es a ella de tan subido y delicado y profundo deleite, que no hay decirlo por lengua mortal, ni el entendimiento humano puede alcanzar algo de ello ... porque el alma unida y transformada en Dios. aspira en Dios a Dios la misma aspiración divina que Dios. estando ella en él transformada, aspira en sí mismo a ella» 17 . Este más que humano lenguaje incita a admirar en silencio los caminos de Dios en las almas, pese a ser imposible el poderlos describir con palabras. Pero entonces nos preguntamos: ¿Qué es lo que pretende el santo?¿Es que intenta llamamos osados petulantes por querer saberlo todo? No es éste el momento de darnos una lección de humildad. La dio en Subida del Monte Carmelo, al hacer de ella requisito indispensable para la ascensión mística. Otro motivo hay de por medio sobre el cual nuestro doctor es muy explícito. Al hablar de las verdades desnudas que Dios comunica directamente a las almas. hace esta declaración: «Mas, pues, yo no hablo aquí de ellas de propósito, sino sólo para industriar v encaminar al alma en ellas a la divina unión, sufrirse ha hablar de ellas aquí c~rta y modificadamente cuanto baste para el dicho intento» 1 8. Nos hallamos aquí en un momento cumbre de la doctrina sanjuanista. al distinguir ésta en la sapiencia mística entre lo que se puede saber y decir y lo que se debe gustar y saborear. Y de nuevo el santo se declara pesimista res– pecto del saber y decir. Los condena a ignorar lo que pretenden esclarecer. Viene a la mente otro saber, la metafísica, de la que el gran historiador de la 16 Subida... Prólogo. Obra s... o. 508. 17 Cántico... Estrofa XXXIX. Obras... p. 1108. 18 Subida... l.11.c. 26. Obras... p. 644.

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