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168 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA hace decir a las almas por quien pasa; pero no para que en ellos se pueda aca– bar de entender lo que allí el alma gustó y sintió»6. Place subrayar en este primer encuentro con la inasequibilidad del lenguaje místico que San Juan de la Cruz haya polarizado nuestra atención sobre el con– tenido vivencia!. Afirma el hecho de que el alma siente y gusta de modo inefa– ble la abundancia del deleite, que la contemplación le proporciona. Pero pon– dera más todavía el contenido de la misma: los atributos divinos altísimamente sentidos y gustados de la omnipotencia, fortaleza. bondad y dulzura, etc... » 7 . Esto nos parece un desafío a la teología negativa desde las alturas de la con– templación mística. Más tarde volveremos sobre este tema con más detención. En Noche oscura hallamos un segundo pasaje para ser comentado. Expone en él San Juan de la Cruz por qué la noche oscura de la contemplación es «secreta escala». El que sea secreta -es lo que ahora nos preocupa- se debe a un doble motivo. El primero hace referencia a su origen ya que la contempla– ción «acaece secretamente a oscuras de la obra del entendimiento y de las demás potencias». De aquí deduce el santo doctor que «las dichas potencias no la alcanzan, sino que el Espíritu Santo las infunde y ordena en el alma»s. El segundo motivo tiene que ver con los mismos efectos de la contempla– ción. He aquí el razonamiento del santo. Si ya !a contemplación infusa es secreta en las tinieblas y aprietos de la purgación, lo es también en la ilumina– ción cuando más a las claras se le comunica esta sabiduría. Dice textualmente: «Le es al alma tan secreta para decir y ponerle nombre, que demás de que nin– guna gana da al alma de decirio, no halla modo ni manera ni símil que le cua– dre para poder significar inteligencia tan subida y sentimiento espiritual tan deli– cado. Y así, aunque más gana tuviese de decirlo, y más significaciones trajese, siempre se quedaría secreto y por decir» 9 . El lector advierte que en este comentario dirigido a lo secreto de la escala mística San Juan de la Cruz pone en máximo relieve la actitud subjetiva de la conciencia que no es capaz de ponerse en claro consigo misma y menos lo es de poder declarar su vivencia íntima a los otros. Más explicito. si cabe, sobre la pretensión inasequible del lenguaje místico es nuestro doctor en e! prólogo a su Cántico Espiritual. En las estrofas del mismo intenta desvelar en algo el amor de Dios «tan inmenso que toca de un fin a otro fin» y el del alma informada y movida por este divino amor. Ante el bellísimo panorama de la ascensión mística, que sensibiliza en versos que rezu– man más cielo que tierra, hace esta ingenua confesión: ,,¿Quién podrá escribir lo que a las almas amorosas, donde él mora, hace entender? Y ¿quién podrá manifestar con palabras lo que las hace sentir? Y ¿quién. finalmente, lo que las hace desear? Cierto. nadie lo puede; cierto. ni ellas mismas por quienes pasa lo pueden: porque ésta es la causa por qué con figuras, comparaciones y seme- 6 Subida .. l. lL c.26. Obras... p. 645. 7 Este es uno de los más bellos pasajes del santo doctor sobre las perfecciones divinas. téngase muy en cuenta. 8 Noche oscura .. l. B. c. 17. Obras ... p. 844. 9 O. y l. cit.
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