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16 LOS '\i!I:-(ISTROS DE LA ORDEN FRANCISCANA espíritu del seráfico padre Francisco, deben aplicarse con humildad y con propósitos de servicio a la comunidad cristiana o iglesia, en todos los niveles, rehuyendo toda tentación de sobresalir tanto en el ámbito personal como en el corporativo. Francisco respeta y ama a los teólogos porque «nos administran espíritu y vida» (Test 13; cf. 2 Cel 163 y LP 103); éstos no deben con– siderar la doctrina teológica como propiedad privada o como palestra para el exhibicionismo personal, sino que deben ofrecer un servicio de transmisión de la misma a la comunidad (cf. 1 R 17, 3-4). variable y constante del carisma d) Para mejor responder a su vocación evan– gélica y para un servicio eficaz a los hombres nuestros hermanos en el momento presente, todos los seguidores de Francisco deben esfor- zarse constantemente en discernir los signos de los tiempos de su carisma, para identificar los elementos perennes distinguiéndolos de los contingentes y, por tanto, adaptables o susti– tuibles en el curso del tiempo. En semejante búsqueda continua se necesita humildad, recta inten– ción, perseverancia en la gracia divina, confianza incondicional en la acción del Espíritu, caridad sincera. posibilidad de experiencias nuevas e) Esto permite a los franciscanos de hoy la apertura a iniciativas que se encuentran inclu– so fuera de las estructuras tradicionales. El Espíritu grita en lo interior y renueva sus efu- siones sobre la Iglesia de cada tiempo (cf. Hch 4, 31; 8, 14-19; 10, 44-48; 11, 15; 15, 8; 19, 2-7). Malo es obstaculizar su acción que alimenta misteriosamente el manantial de la vida. También la experiencia de Francisco fue original y parecía que no respondía al estilo de vida monástica entonces en uso, pero pronto apareció con el sello del Espíritu. Este es el aspecto crucial. Las inicia– tivas que nacen de Dios presentan una contraseña suya inconfundible. Las nuevas experiencias que los franciscanos -siempre en armonía con la fraternidad, cuyos superiores hacen las veces de Dios (PerCar 14)- se sienten inspirados a emprender deben estar animadas por una fuerte carga espiritual y motivadas por exigencias efectivas tanto de testimonio como de servicio a los hermanos. La verificación de las obras deberá confirmar la presencia del Espíritu Santo, como sucedió en los comienzos del franciscanismo (cf. Mt 7, 16-18).

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