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92 y daba la vista a un ciego. Al despertar la mañana, ¡qué hermoso llegaba el día!, vio el santo José que había palomas en la ventana ... Y se lo dijo a María. Desde aquella noche fue que el carpintero José serraba y se equivocaba, medía, y no sé por qué, las medidas no lograba. Con virutas hizo un nido en una viga sencilla y a él volar -¡qué maravilla!– miró Jesús sorprendido sus palomitas de arcilla.

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