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Y su capilla a una lechuza sabia se la realquila que deja sin aceite la lamparilla. Y se le ve a caballo de mañanita montado en yegua baya, blanca y ceniza. Le brillan los cabellos, su yegua pisa, al pasar por los pueblos, males y envidias. Las mujeres le rezan, los niños gritan y los hombres, callados, sólo le admiran. Va San Miguel Arcángel la calle arriba camino de la tarde gris septembrina, y se pierde en el cielo... Se acaba el día veintinueve, y el ángel vuelve a su ermita. Unos dicen: leyenda, otros, mentiras. Pero cuando el otoño su ciclo inicia va San Miguel Arcángel la calle arriba, el cabello dorado, la espada fina. 67