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PROLOGO Poemas simples que dictó la circunstancia; tan elementales como el pan y la luz y las margari– tas que salen en la alborada de la primavera. Poemas. Mariposas de tenues o variados colores que nacieron de distintas crisálidas en tiempos distintos. Se perdieron. Y vuelven. Tal vez, se unen ahora por fa sencilla belleza de un verso o por fa leve emoción del momento que fes dio vida: una fiesta, el aleteo de una ins– piración, la mirada de un amanecer, un reflejo, un rato de silencio, una oración perdida... , aque– lla tarde, aquel retrato, aquel pueblo, aquella sensación de hastío o de paz.. , cualquier cosa. Poemas sin más alcance que decir fo que se siente ante lo que de verdad es bello, y manifes– tarlo para que alguien lo vea, como nuevo, otra vez. Cada día todo es distinto. Nosotros tam– bién. Hay una hora en que contemplamos las cosas o ellas nos llegan a visitar por el aire que no tiene color. Un puriado de poemas que encontré perdidos en el fondo de un bolsillo, de una carpeta, de señal en las páginas de un libro o publicados de forma dispersa. Hermanos que vuelven hoy a la misma calle recién abierta de este libro. F.M. 7