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16 BERNARDINO DE ARMELLADA El alma asciende, baja y, en regreso a Dios, pone en acción toda potencia exterior e interior; mas la influencia superior es quien da su justo peso a esa luz estelar que, en su proceso, al alma envuelve en divinal presencia. 23. El alma jerarquizada 23 Jerusalén celeste, reflejada en el alma que ve su triple modo: su estar, su descender a un ruin recodo para tornar gloriosa a su morada. Con cuatro signos la dejas sellada: vínculo, don, incendio, gozo: todo transido de un amor que se hace nodo de intersección en luz transustanciada. Cuatro virtudes son la fuerza viva que asemejan el hombre al Dios ansiado: culto, caridad recia y expansiva, celo y... sentido en éxtasis clavado. Piedra blanca: la prenda decisiva para ser del Espíritu sellado. n Es el alma contemplativa el reducto más íntimo del despliegue divino abriéndose en la creación y la gracia. La señal que recibe y el misterio que la circunda es la concentración, hecha vida, de toda la historia de salvación. Señal de la que es garantía "una píedrecita blanca, con un nombre nuevo esculpido, que nadie sabe sino aquel que lo recibe" (Ap. 2, 17).

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