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siete lecciones, a fin que los párrocos inculquen frecuentemente la doctrina, aprov-echando para ello los domingos del aiío 37 • En Alemania sirvió de texto durante mucho tiempo el Christemspiegel impreso en bajo alemán en 1470 por Declerich ele !\fünster. En todas las naciones de Europa se fueron publicando manuales de la doctrina cristiana sobre todo después que la imprenta facilitó la difusión 3 ". Se atribuye a S. Antonino, arzobispo de Florencia, un librito con el título I,ibretto della dottrina christiana. Se ignora el tiempo exacto de la primera edición. Una reedición apareció en Venecia el 1'173. Después de la Edad ,l'vfedia se sintió una verdadera crisis religiosa. El Roe– nacimiento paganizó las costumbres. La vida eclesi,ística dejaba mucho que desear. La vida cristiana se prestaba a gramles desarreglos, vicios y deprava– ciones. Dice el P. Villoslada que existió 1m;i vercbclera inquietud dogmá– tica 39 , que había ele llegar a su culmen con Lutero y los reformadores, una inquietud religiosa en el pueblo, una inqui-ctml espirit11al y mfstica en los ascétas y contemplativos, e inquietud humana y humanística en Ios selectos 40 • T:a desorientación que existía en la Iglesia y en el pueblo cristiano exigía una profunda reforma y pedía un Concilio para poner remedio a tantos males. Pero antes de la reforma verdadera que se propuso en el Concilio de Trento, se inició otra pseudoreforrna, cuando Lutero, al 31 de octobre de 1517, fijaba en la iglesia ele la Universidad ele vVitemberg las 95 famosas tesis. Con ello lanzaba al mundo el grito de rebelión y se preparaba para la lucha 41 • Lutero para difundir en el pueblo ignorante sus ideas en 1528 publicó un pequefio catecismo para los nifios Kleinc Katechisrnus. En la exposición ele cada una de las p;irtes; mandamientos, credo, Pater noster, etc. sigue el uso tradicional. Aiíade además otras dos p;irtes sobre el bautismo y la comunión. La forma es dialogada, clara y ordenada. Evita la polémica contra la Iglesia de la cual se había separado. Al afio siguiente publicó uno mús amplio Dcr grossc Katechisrnus para los párrocos en forma viva, pero sin dialogo y omitió algunas de sus ideas sobre el pecado original, b interpretación ele la biblia, la predestinación al infierno... Los dos catecismos tuvieron mucha difusión, pero no fueron los primeros 42 • También las otras sectas protestantes tuvieron sus catecismos. Calvino publicó De cliristianae rcligionis institntione libri tres, lhsilea 1535; Martín Bucero (Bulzert) divugó t;imbién sus ca teci,mos Ka tech isrnn1, Strnsburgo 1534, 1537. En Heidelberg en 1563 apareció el Katechismen Heidelberger com- 37 TEJADA, Colección de ca11óncs de la Iglesia esjJm'iola, II, p. 748; \L\NSI, 28, col. 1147-8; l\IARTINEZ HERNANDEZ, ojJ. cit., p. XXXIV. 38 Cfr. l\IANGENOT, op. cit.; T. B. Sc:ANNELL.. Thc Catholic. Ene. 39 Ockam, Marsilio de Padu;i, Vi– clef y Hus, Herman ele Rijswijk. • 0 GARCIA V1LLOSLADA, S.J., La cris- tianidacl pide w1 Concilio. El Con– cilio de Trento cxposicio11cs e im}{'S– tigaciones. Edit. Razón y Fe, ?\fadrid, l 945, p. 17-56. 41 ]\JARTJNEZ l-iERNAl':DEZ, op. p. 1'10. 4 " Cfr. 1'1on11menta jJaedagogirn, XX-XXIII, Berlin, 1900-1902; F. MAN– GENOT, en DThC, II, coll. 1907-1908. 11

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