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9- que debe ser glorificado en las innrnnsas latiturles, donde hasta el presente era desconocido; es el tiempo en que la gloriosa enseña de la Cruz se alce victoriosa sobre los ídolos y templos paganos, y la piedrecita vista por Daniel se extienda por toda la faz de la tierra (1). II. Movimiento Misionotógico Moderno. Al dinamismo misional y misionero de los últimos lustros ha seguido el movimiento misionológico; a los misiorrnros y propa– gandistas, los misionólogos; a la práctica, la dirección científica. La-i actividades de la voluntnrl se han sometido a los dominios del pensamiento cif'ntífico y razonado. N11da más lógico que dat· forma determinada a los materiales suministrarlos por las expel'iencias personale8 P informarlos de los principios de la ciencia. Por esto acertadamente el misionólogo .J osE ScHMIDLIN e8cribe: « BI punto de partida, el prPsupuesto necesario, el fin del nuevo movimiento misional dp los j6vene8 debe ser, sobre todo, una explicación razonada y un conocimiento (•xacto de la esencia y condiciones de las misio1H'S. UnicamentP asi ese ¡.;ran pensa– miento asimilado por estudiantf•8 de todas la carreras con ani– mosidad juvenil, estará lejos de correr la 8l1Prte de otros entu– siasmos 8in sólido fundamento, <pw sPmejantes a un montón de paja se encienden, pero sn llama rápi<lamente ¡.;e extinguf'. Solo será fructuoso y perseverante Pl entusiasmo que sea consciente y nazca de ht convicción razonada, apoyada en le conocimiento crítico y técnico de la8 misiones ... Porque es impo8ible colaborar a la ohm de las misiones sin tenerla afición; es irnpo8ible aficionarse sin entendPrla; es imposible entendPrla sin cono– <wrla; no 8P puede conocer, si no se estudia de alguna manera. La reali<lad de <'Sta concatermci<Ín psicológica lo prueban tanto la experiencia como la nalinraleza misma del asunto (2). (1) Dan. II, 1 y sigs. Of. J. ScHllmL1:-;, Akade;;úsche Jiissionsbliitter, rn Hl, n. I, p. 11, n. II, tl; ID1rn, Kat!wlische p. 8. l\1únster in ,V. (folleto) 19:M,