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(122) P. BUENAVENTURA DE CARROCERA 21 Be tratase de su entierro en la iglesia. Tenían también a cargo el amonestar a sus parientes, vecinos y amigos, que dejasen sus amancebamientos públicos y eecretos y se redujeran a vivir en santo temor de Dios»(45). Al frente de una y otra congregación estaban un rector y una rectora y varios oficiales. ÜONOLUSIÓN De cuanto llevamos expuesto podrá colegir el lector la im– portancia de la obra del P. Antonio de Teruel, misionero en el Congo e historiador de aquella misión. Según nuestro pare– cer, sin leer la presente relación dificilmente podrá alguien for– marse cabal idl:'a de la labor espiritual realizada en el Congo por los misioneros capuchinos en los catorce primeros años ,de su permanencia en aquellas tierras africanas. Lo mismo hicimos notar y repetimos ahora de la obra del P. Juan de Santiago. La lectura de ambas relaciones nos llevará al conocimiento perfecto y real de la historia espiritual de la misión, que para nosotros ha de tener siempre máximo interés. En ellas encontra– mos los elementos suficientes, y aun abundantes, para formarnos claro concepto e idea exacta de los siguientes puntos funda– mentales: l. de las difü ultades encontradas por los misioneros y el modo de resolverlas, siendo una de las principales el apl."endi– zaje de la lengua y otra la escasez del clero; 2. de los trabajos realizados en la creación de las escuelas y en la formación e instrucción de niños y jóvenes, como medio de hacer atrayente por una parte su apostolado y por otra dar estabilidad a su labor catequística; 3. de la importancia de esa misma labor docente y educa– <lora, pues los alumnos después eran fieles intérpretes de los misioneros y sus mejores coadjutores; 4. de la trascendencia del establecimiento de las congrega– ciones hecho por los misioneros a fin de hacer de ese modo que los cristianos llevasen vida de tales y fuesen eficaces colabora– dores en la asistencia a los enferm<;s y en descubrir los ritos gentílicos e idolatrías, a las que los naturales def Congo estaban terriblemente aferrados, y que en manera alguna querían aban– donar, aun después de haber abrazado e] cristianismo, y no obstante los esfuerzos de los misioneros. Por todo lo cual, estas dos Relaci<mes hasta hoy casi <lel todo ignoradas, pueden servir de hase y aportar muy interesan– tes noticias al estudio de los métodos misionales empleados por aciuellos primeros Capuchinos, ¡?:loriosos evangelizadores <le la tierra del Congo. í451 Cf. Descripción narratfra, ms. 3533, p. 37 sg.

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