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(120) P. BUENAVENTURA DE CARROCERA 19 ((A honra y alabanza de Dios y de su Sma. Madre, en cuya fiesta de la Purificación dí fin a esta obra trabajada en menos de medio año con varias ocu– paciones de mi oficio, dentro y fuera de casa. por lo cual no dejarán de hallarse en eila íaunque no en la verdad de la historia) muchos yerros, los cuales suplico se me perdonen con piadoso afecto JJ (40). El año de su composición debió ser el de 1663 o 1664, como se desprende de la siguiente frase escrita al hablar de las mi– siones de la provincia de Aragón en América: ((En este año de 1663 han ido otros doce misioneros de Sevilla para em– barcarse¡¡(41). Las fuentes de la narración están indicadas con estas pa– ]abras: ((Formaré el tratado, de las relaciones ciertas de mis compañeros y de otras personas fidedignas del Congo en lo que no vi antes de mi ingreso en aquella Etiopía y en lo que experimenté por espacio de diez años con el orden sucesivo que tuve por los lugares y provincias de mi viaje, entretejiendo según su conexión lo que supe que en el suyo sucedió a los demás)J (42). La fidelidad con que narra los acontecimientos se refleja aun en aquellos episodios que podían herir de alguna manera su amor propio. Después de haber descrito los particulares de la muerte del P. Jorge de Geel, añade: ((Muchos fueron de parecer que este religioso fué martyr por aver perdido la vida violentamente por causa de la fe y religion catolica, quitando a aquella gente ciega los ídolos y hechizos, y reprehendiendolos de sus ritos gentílicos. Y assi me lo pareció a mi hasta que tuve mas clara noticia del caso, que por escribir esta relacion con toda la pureza de verdad, que deseo, estoy obligado a contarlo como passo. Estando hablando con un olandés católico, que se halló presente a la muerte y entierro del P. fr. Jorje, refiriéndome el successo, dixo: A no ser el P. fr. Jorje joven tan esfor~ado, le huviera muerto alli la gente del lugar; pero él se defendió lo que pudo de aquellos bárbaros. Quando oí esta razón (aunque la defensa era natural y agena de culpa), conocí que verdaderamente no fué martyrn(43.1. El P. Mateo cfo A.ngu1ano que conoció el manuscrito del P. Antonio de Teruel y lo utilizó en su historia de las misiones de los Capuchinos españoles en Africa y América desde 1645 hasta 1719, reconoce su autoridad histórica con las siguientes palabras: "Fué fidelísimo observador de los sucesos ele su tiempo y como testip;o de vista refiere en su relación cuanto sucedió desde que llegó al Congo el año 1647 (sic) hasta el de 1658, en que volvió a España)) (44). Pero desgraciadamente ha sido el mismo P. Mateo de An– gniano quien ha puesto al comienzo de amhos manuscritos esta nota capaz de desconcertar a cualqniera investigador, si bien, como luego veremos, no responde a la realidad: C<El año 1649 se imprimió esta relación del Congo en Madrid y la sacó con su nombre D. José Pellirer y Tobar. Coronista de el Rey Felipe IV según fo que le refirieron los religiosos misionarÍOSlJ 1401 Cf. Descripción narratirn, ms. 3574, p. 112. (.Jl I Cf. Op. cit., ms. cit., p. 128. d21 Cf. Descripción narratirn, ms. 3533, f. 3r. 1.131 Cf. Op. cit., ms. cit., p. 127. 1 JJ.¡ Cf. Segunda parte de la Crónica de los :lfrnores Capuchinos... de esta Provincia de la Encarnación de las dos Castillas, Bibl. Nacional de Madrid, ms. 18.178, f. 195.

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