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8 DOS RELACIONES INÉDITAS SOBRE LA MISIÓN CAPUCHINA DEL CONGO (109) El P. Juan se propuso referir cuanto en la misión del Congo habían realizado los misioneros Capuchinos desde 1645 hasta 1648. Dice así en la dedicatoria al P. General: «De una relacíon muy dilatada que el P. Fr. Buenaventura de Alessano, Prefecto de nuestra mision del Congo, me mandó remitir a la Sacra Congregación de Fide Propaganda, recopilé esta breve susunta; la cual contiene en suma lo que sus humildes hijos de V. P. M. Rda. y fervorosos misionarios apostolicos con el divino favor obraron en aquel reino en el discurso de tres años que yo he asistido en él, que aunque parece a prima Jacie poco, es in rei veritate mucho más de lo que parece, mayormente si se atiende al poco número de obreros y esos pocos ceñidos y coartados a los estrechos límites de solos dos puestoS>J. En el ccpreámbulo)) habla de los orígenes de la misión desde que fué encomendada a los Capuchinos y dice • cosa por cierto desconodida de los historiadores • que antes de ser designado para organizar la primera expedición el P. Luis de Zaragoza en 1618( 19), habían sido escogidos ((algunos religiosos y por su prelado y prefecto el P. Diego de Quiroga, provincial que ha sido de la provincía de Valencia y después también de Cas– tilla, a quien después de algún tiempo eligió nuestro Católico Rey Felipe IV por confesor de su hermana la Señora Empera– triz, con quien partió de Madrid y asistió en Alemania)) ( 20). Se ocupa también de las dificultades que surgieron hasta que se pudo embarcar la primera expedición ( p. 16-17). La Relación va dividida en 27 párrafos. En los siete pri– meros (p. 18-68) se narran las vicisitudes del viaje, la vida de los misioneros durante la travesía, su llegada, primeras im– presiones, etc. Los párrafos 8-20 (p. 68-167) describen con toda clase de pormenores los trabajos, enfermedades, penurias, dificultades, contradicciones, desconfianzas, por que atravesaron los misioneros; muy particularmente se detiene a relatar la la– bor evangélica llevada a cabo lo mismo en la instrucción al pueblo en general como en las excursiones por campos y despoblados. Nos da también a conocer la intervención de los mismos en los asuntos políticos ( siempre a ruegos del rey), en los que se por– taron como verdaderos y dignos ministros del Señor; y da par– ticular relieve a las escuelas de niños y jóvenes por ellos funda– das y dirigidas. Por último, el párrafo 21 ( p. 167-175) des– cribe ((cómo llegaron al puerto de Pinda catorce Capuchinos misionarios en cuyo navío me embarqué yo para Europa)) y el 22 lleva por título: De lo que me ha sucedido en el discurso de mi navegación desde que me embarqué en el puerto de Pinda para Europa (p. 176-186). Temiendo, si duda, que el relato de tantos trabajos, en– fermedades, sufrimientos, persecuciones, sinsabores, hambres, (19) Cf. Bullarium Ord. Fr. Min. Capuccinorum, t. VII, p. 189sg., Romae, 1752; Rocco DA CESINALE, Storia delle missioni dei Cappuccini, t. III, p. 515 sg., Roma, 1873. (20! ,cf. JUAN DE SANTIAGO, Relación, p. 12. Acerra del P. Diego de Qui– roga véase: BUENAVENTURA DE CARROCERA, Necrologio, 10 de oct., p. 252; MELCHOR DE POBLADURA, O.F.1\1.CAP., Los Frailes iv!enores Capuchinos en Castilla, p. 53 sg., Madrid, 1946.

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