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4 DOS RELACIONES INÉDITAS SOBRE LA MISIÓN CAPUCHINA DEL CONGO (105) para evitar sospechas de parcialidad se escogió en su lugar al P. Angel de Valencia, quien acompañó en dicha embajada al P. Juan Francisco de Roma (6). Por espacio de unos dos o tres meses el P. Juan estuvo en San Salvador y en noviembre de 1646 pasó nuevamente a Soño, en donde aliviados en parte sus achaques, trabajó con éxito muy lisonjero. « En el ínterim que se le ofreció ocasión de embarcarse, dice el P. P. Mateo de An– guiano ( 7), asistió con el P. Fr. Buenaventura de Sorrento y con Fr. Angel de Lorena en la provincia de Soño, trajabando cuanto pudo en la enseñanza de los muchachos, que a lo menos serían más de mil los que asistían a la escuela)). Según su propio testimonio bautizó unos nueve mil niños, bendijo unos mil ma– trimonios y convirtió algunos herejes holandeses; los niños que a su llegada no llegaban a veinte, alcanzaron muy pronto e] uúmero de 580; les enseñaba a leer y escribir, pero sobre todo les instruía en la doctrina cristiana; fundó también una Congre– gación de personas piadosas que llevaban vida muy ajustada y prestaban muy valiosos servicios a los misioneros, sirviéndoles de intérpretes, avisándoles del estado de los enfermos, etc. ( 8). El mes de marzo de 1648 llegaba a Pin<la una segunda expedición de catorce misioneros, que se habían embarcado en Cádiz el 4 de octubre de 1647. Entre ellos iba otro alumno de la provincia de Castilla, el P. José de Pernambuco, quien e] 25 de marzo escribía a su provincial una relación del viaje; en Soño encontró al P. Juan de Santiago, e< con cuya vista es excusado decir el júbilo de mi alma por haber hallado prenda tan cara de mi provincia santa, si bien se aguó luego este gozo con la noticia de lo poco que había de durar, siendo la con– tinua enfermedad de dicho Padre ocasión de dejar estas pobres almas, que con tantas ansias ha buscado y en quien es cierto deja su corazón. Con su partida y con la larga y cierta relación que él hará del estado de las cosas de este reino y logro grande de las almas, no tengo yo que dilatarme mucho en referirlo, si bien no puedo del todo excusarme )) ( 9). Efectivamente el 10 de abril de 1648 ,;e embarcaba el P. Juan en el mismo navío que había llevado a los nuevos misioneros. t-ieis meses estuvieron bogando por la costa africana, sin poder tomar rumbo a Cartagena de Indias, a donde se dirigía la nave con numerosos negros esclavos. Durante la larga travesía no cesó de ejercitar el apostolado y durante tres (lías que hizo escala en la isla de Anahón, predicó muchas veces, confesó, y bendijo 70 matrimonios. Además, habiéndose declarado en la tripulación /6) Estas noticias biográficas están entresacadas de la Relación del mismo r. Juan, que luego describiremos. (71 Cf. Vida y t'Írtudes del Capuchino Español, p. 280-281. /81 Así lo describe minuciosamente el P. Juan en su Relación, p. 159-167. (9) Carta del P. JosÉ DE PERNAl\IBl'CO al P. Provincial de Castilla, (Banza; de Soño, 25 de marzo de 1648), en la Bibl. Nacional de Madrid, ms. 3818, f. 34-36.

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