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un apostolado mn1H1ial, se podrá afirmar que su formaci6n es, por lo menos, deficiente e incompleta. Constituído ministro del santnario, Pmbaj•ulor <fo Cristo, tesorero de los méritos del Re– dentor, dispPnsador dt" sus gracias, no sabe la extensión de su vocación y misión sacerdotal. De manera especialísima los llamados rlirPctamente a ocupar las primeras filas del ejército misionero, están más obligados a conocer eou perfección esta ciencia. No falta quien objeta que muchos célebres misioneros no estudiaron la ::\Iisionología cien– tífica; y, sin embargo, produjeron ópimos frutos e.n el campo <le la evangPlización. Es cierto que no faltan en lit Historia d0 las ::\fisiones ejemplarPs que por gracia especial de Dios y dones particnlar<>s de la natura.le: r,a convirtieron multitud de almas a la fo y estahleeieron el rPino de Cristo eu divnsos pueblos y n:1eiones; pero esto nada exclny<' la prPparación ei<~ntífica. Sto. 'romás y S. BuenavPntnra no t!stndiaron la }lora! casuística como se ("llSPIHl ('ll i\fannales de lo:; Seminaríos Conciliares; y no ob:,;tantP nadie dirá que er-w p:,;tu<lio es inútil al sacerdote para cumplir con :,;u:,; d< 0 lwres 1mn·oquiales. La cif•ncia, misional no :•w opo1H~ a, otra:,; 1lotPs natur:1IN, o sobrmmturales que lo:,; misio11t'ros pu<><len teHn. 'Podas las fuerzas unidas darán una resultante mayor. Además, la }Iisionología no se dirige f!xclu– sivamente a formar h11<:,nos misiorwro:,;; sino también bufü1os sacerdotet:i de Cristo; a ilustrar a los hombres intelectuales en la misi<'in de la Igleisa, sn vitalidad, historia, derPchos, actua– ción, < 0 t<t etc. Co11ofü•r la cieucia de la salvación dPI mundo, sistematizar la con<111ista del reino de Cristo, (1Írigir las opera– ciones npostólieas rJ,, uu modo conscienü• y razonado, procurar renrlimiPntos más abundantes y Pstables féll el apostolado, pre– pararse para ser los embajador<'S de Cristo sobre la tierra, no pue<1Pn s0r cosas inútiles o de poco valor. En varias o,•.asio1ws hemos hablado y <>scrito <l(o la necesida<l dci implantar esta asignatura eomo obligatoria en la Carrr 0 ra Eclesiástica, la urgencia <fo <>rigfr cátedras de ::\Iisio11ologfa en los St•minnrios y ColPgios do Im;titntos r, 0 1igiosos. Por este motivo no nos dett>1iemos aquí en repetir lo <JUP nuestros lectores pnPden ver en los lugar(':; c-itados (1). Con este fü1 prPcisam,•ntP se eseribió PI Manual de Misio– nología, procurnndo alrnrec1r en su composicí611 todos los prin– cipales aspectos de la cieHcia misional para que los f'Studiosos Y. p. 8, nota la.

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