BCCCAP00000000000000000000398
rav11l,;:;sa e irresistible en num2rosas y delicadas misiones que le fuenn confiadas por la Santa Sede en el campo religioso y político. Nuncio del Papa supo llevar a feliz término algunas difíciles embajadas, difundiendo siempre el perfume de una santidad, que ha sido el secreto de sus espléndidas conquistas espirituales y de sus prácticas realizaciones di– plomáticas. España, que él visitó dos veces, dando prueba de su heroica resistencia física y moral, custodia sus preciosas reliquias y más aún, la herencia espi– ritual de su doctrina. Teólogo profundo, exegeta eruditísimo, mariólogo insigne, ha difundido el tesoro de su doctrina excepcional en una predicación constante y fecunda que iluminó a las almas, santificó los lugares, unió a los pueblos. En el estudio de la polifacética personalidad de este Santo Capuchino, ha– béis escuchado durante vuestro Congreso la palabra autorizada de oradores competentes que os han entretenido acerca de las cuestiones más interesantes de la 1:)redicación en sus distintos aspectos, recordllndo los principios tradi– cionales y fundamentales que deben informar el ministerio de la palabra de Dios, "ministerium verbi". No debemos olvidar que se encuentran masas numerosas que tienen una idea vaga de la doctrina católica. Muchos fieles son católicos por tradición y aún diríase que por herencia. Conviene, por tanto, que vuestra predicación po– pular esté fundada sobre una doctrina sólida, que sea sabrosa y grata, apta para mover los corazones y las conciencias de los oyentes, y sea expuesta en una forma sencilla, inteligible a cualquier edad y estado. Así la predicación podrá sacudir las multitudes, conmover los corazones, impresionar al público, alentar a los humildes, convertir a los pecadores, transformar las ciudades, vivificar los pueblos. Ahora bien, la predicación, que es apostolado activo y eficiente en favor de las almas, debe fundarse ante todo en la oración, que es la vida de las almas. El predicador debe ocuparse de la actividad pastoral para guiar las almas a Dios y para dar Dios a las almas. Mas, para desempeñar bien este santo ministerio, debe formarse en una vida de piedad y de recogimiento, donde se compenetre con lo sobrenatural. Y ello solamente será posible con la plegaria, que es el encuentro con Dios e indica el comienzo de aquel diálogo espiritual que debe prolongarse con las almas. El predicador no sólo debe tener el espíritu de oración y el gusto de la oración, sino que debe también poseer la ciencia de la oración, fundado en el estudio de la Sagrada Escritura, de la doctrina de los Padres, de la Sa– grada Liturgia que explica, ilustra y revela los secretos de la plegaria. El es– tudio de las fuentes de la vida espiritual ayudará, después, al estudio del hombre, de su carácter, de sus inclinaciones, de sus tendencias y de su vo– luntad. Sobre todo ello deberá concentrarse vuestra atención. Se debe cono– cer el corazón humano, para saber compadecerlo. Se debe penetrar en el se– creto de las conciencias, para devolverles la paz, la fortaleza, la seguridad a las almas· extraviadas. El estudio del hombre, como individuo y colectividad, 65
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz