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u~a información detallada, una estadística minuciosa. de sus parroquianos. Esta información facilitaría enormente nuestra labor. apostólica. Para unifi– ca¡; criterios la Comisión Episcopal ha aprobado una ficha modelo para todas las parroquias. En ella se estudia a cada uno de los individuos en su propio clima; se sigue la trayectoria espiritual y moral de la familia e individuos durante un período de treinta años. Está calculada de forma que se puede encuadernar y archivar por calles, pisos, números, profesiones, sexo y edades. Coloquio P. Buenaventura de Santamaría: ¿Qué clase de fichas sería mejor para recoger la es– tadística de la asistencia a misas en los domingos y días festivos: la breve o la larga? Sr. Iribarren: La breve. (Describe los datos necesarios para ese método de pestafia.) Así se recoge también como dato la población flotante. P. Buenaventura: Para recoger estos datos ¿basta un joven corriente? En la parroquia de los Angeles tenemos el proyecto de hacer una estadística parroquial. Sr. Iribarren: Creo que se debe esperar a la confección del Censo oficial del Estado. pues éste, aun con sus defectos, nos facilitará los primeros datos. Para los otros datos no se requiere personal especializado. Importa que el grupo tenga una orientación, Y esto incumbe a los especialistas. P. Augusto de Villalquite: Los obispos ¿Ja impondrán? Sr. Iribarren: De momento no se ha impuesto. Un solo obispo lo ha hecho. Hay que uegar a la introducción masiva de la asistencia social femenina. Sus miembros deben ser una mezcla de oficinista, enfermera, jurista, A. C. Termina indicando la necesidad de la incorporación del sacerdote a su propio ministerio. • P. Feliciano de Ventosa: ¿Estamos capacitados para pasar de la sociografía a la so– ciología? Sr. Iribarren: Estamos en un momento inicial en España. Primero hay que descri– bir, dar datos. Ponencia 28 (conferencia) LITURGIA PASTORAL HOY Por el Rdo. D. LUIS MALDONADO Uno de los afanes más nobles del movimiento litúrgico actual es efectuar la participación del pueblo en los cultos, especialmente en la Santa Misa. En España, por lo general, hay que partir de cero; es un verdadero problema de iniciación litúrgico-pedagógica. Pero esto requiere que nos iniciemos y con– venzamos nosotros mismos de que existe una auténtica espiritualidad litúr– gica, en la que la liturgia es la fuente y el corazón de la vida espiritual. Es un hecho palmario que oír la misa sin una participación activa enfría a las gentes y las va apartando cada día más de la Iglesia. La liturgia nos descubre lo que es la comunidad cristiana, nos da un concepto claro y uni– versal de la Iglesia; concepto que no se logra con la mera piedad individual. Existe el peligro de que esta renovación litúrgica sea sólo para unos pri– vilegiados y selectos. Sin embargo, algunos hechos parecen demostrar que los públicos populares la aceptan con entusiasmo y provecho. En su parro– quia-relat!.l el conferenciante- es el pueblo quien espera la liturgia, mien– tras que los estudiantes van a cumplir con su obligación a otras Iglesias q.onde se termina antes. Descendiendo a la práctica en liturgia pastoral, propone: 1. 0 Hay que procurar que el pueblo participe• en la,s aclamaciones litúr- ql

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