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miento para los cantores. Hay que ha;_:er cantar al pueblo algo que sea oración. si no litúrgica, al menos paralitúrgica. Los coros y escolanias son de una labor estupen– da cuando ayudan a quienes no saben cantar. especialmente en las misas comm1.i– tarías. función eucarística, etc. Pero la labor musical debe hacerse principalmente con el pueblo, y dar a éste una participación mayor, o mejor, exclusiva, en la misa, reserva, etc., ayudarle a orar a Dios y sentirse "algo" de la misma Iglesia en las acciones litúrgicas. En cuanto a las intervenciones del órgano, principalmente en las misas, está claramente legislado en el n. 29 de la tantas veces citada Instrucción de la Sagrada Congregación de Ritos. El órgano puede y debe ayudar mucho a la participación de los fieles en la misa, y al culto en general, cuando se emplee sola– mente como elemento secundario. y no como principal en una acción líLürgica. Coloquio P. Leopoldo de Cerezo: Los niños de algunas de nuestras escolanías están desaten– didos, bien sea porque emplean demasiado tiempo ayudando a las misas. bien por loca– les inadecuados, bien porque están dedicados a ellas maestros nacionales sin ganas de trabajar. Esta formación es inferior a 19. que otros niños reciben en esc'.lelas nacionales. P. Benigno de Madrid: Corroboro todo lo anterior y cargo gravemente la atención sobre la responsabilidad que hemos contraído al fundar estas escolanías. Los padres bus– can, ante todo, en nuestras escolanías, una mejor formación, especialmente en el as– pecto religioso. también bastante descuidado. Luego comentan que estamos explotando a sus niños. Estos no están contentos y pronto desertan, sienclo esto una dificultad para formar el coro, dado que todos los años se renueva el personal. Si les exigimos más y reclamamos su cooperación para tantas cosas, es de justicia que de alguna manera se lo paguemos, con una formación más completa. Por la Escolanía de Cuatro Caminos han pasado más de ochocientos niños, ldónde están? ¿No pueden ser estos niños un gran semillero de nuestras juventudes? P. Javier: El próximo día 1 de febrero comienza en nuestro convento de Useras una academia nocturna que podía ser solución para los niños que habiendo cumplido ca– torce años. quisiesen continuar sus estudios. Ya tenemos 31 matriculados. P. Jacinto de Fontanil: Esto no es solución. Mientras el niño permanece en la esco– lanía ha de formársele mejor. Y escolanía donde no se dé más que enseñanza primaria no es hacer labor. P. Esteban: ¿por qué nosotros no tenemos tantas solicitudes como otras escolanías? Mientras a la escolanía de Jesús solamente se han presentado 15-sin cualidades para la música-, en otras escolanías de Madrid, como la de la parroquia de San Ginés, han te• nido que rechazar muchos candidatos. P. Cornelio de Lezaun: Nuestra escolanía de Pamplona funciona muy bien. Los chi– cos están muy contentos de su "cole"; de allí hemos sacado muchas veces vocaciones para nuestro Colegio Seráfico. Pero son Padres nuestros los que dan las clases. La gente quiere esto. P. Francisco de Barcelona: Nuestra escolanía de Pompeya también funciona bien. Y cc,nseguimos vocaciones. P. Francisco de Bilbao: ¿De dónde se consiguen los fondos económicos para estas escolanías? P. Francisco de Barcelona: Con una colecta mensual en las misas de nuestras iglesias. P. Jacinto: Quiero aclarar que la escolanía de Santander se defiende por sí sola. El dinero se consigue asignando a cada escolano una cuota mensual que pagan volunta– riamente; lo recaudado asciende mensualmente a 18.000 pesetas. Ponencia 24 POSIBILIDAD DE INCORPORAR OTRAS FORMAS DE APOSTOLADO Por el P. MAURICIO DE BEGOÑA Una manera de perfeccionar nuestra actividad tradicional puede ser apli– carle otras formas nuevas de apostolado. En esta ponencia se trata únicamen– te de la posibilidad de adoptar esas formas; de su oportunidad práctica se decidirá ·según las circunstancias. En todo caso, siempre servirá este estudio de informe y de toma de conciencia de las formas actuales de apostolado. Para probar que esta incorporación es posible, basta denunciar el hecho 54