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precisamente por los mismos motivos que aquella: las insistentes llamadas de la Santa Sede. Desde los tiempos de S. Pío X hasta la Encíclica !VIe¡Uator Dei de Pío xn, poco a poco, pero con paso firme, la liturgia ha ido ensanchando sus caminos. Marca un hito en esta renovación la fundación del Pontificio Instituto Pastoral de Roma para capacitación del clero joven. Más inmediato a nuestros días, la Instrucción de la Sagrada Congregación de Ritos sobre Música y Liturgia Sagradas. El mismo Código de 530 artículos que ha comen– zado a regir el 1. 0 de enero del presente año es una prueba de que los tiempos presentes están en constante anhelo de superación. 5. Pastoral Litúrgica.-Después de publicadas las normas de la Santa Sede, no hay muchas cosas que discutir en materia litúrgica: son leyes que hay que acatar. La participación comunitaria no sólo en las actitudes externas sino en la plegaria en común, incluyendo la recitación de las partes fijas de la misa cantada, son una innovación que ha de implantarse en las iglesias. El ideal es la misa dialogada, y mejor, si la dialogada es cantada. Cuando todos los asis– tentes se unan al sacerdote y recen con él y le contesten dialogando, formare– mos de verdad la Iglesia orante en unidad de mente y de corazón. La Liturgia es Lex orandi. Una ley a la que hay que obedecer. Y Lex cre– dendi: escuela de fe, siempre que sea liturgia vivida. Nos enseña a vivir soli– dariamente, fraternalmente, a adorar y glorificar a Dios ordenando hacia él toda nuestra vida. lNo podrá ser el desconocimiento de la liturgia una de las causas de la crisis de fe, en el pueblo cristiano y aún en sus dirigentes? Comunicaciones Las respuestas de los comunicantes (PP. FRANCIS::o DE BILBAO, BUENAVENTURA DE SANT/\MARÍA, SAMUEL DE YUDEGO, PACÍFICO DE POBL.'1DURA y CANDIDO DE VILLAR) van es– pecificadas y englobadas bajo cada punto de la encuesta. l. Su opinión sobre la marc_ha de nuestra renovación litúrgica.-Los cinco romu– nicantes afirman unánimementil que aquélla va con retraso en España, si se excep– túan ~hace esta salvedad el P. Buenaventura- las provincias Vascongadas, Valen– cia y Cataluña. Unos lo atribuyen a la falta de orientaciones precisas en esta mate– ria; otros a la¡ falta de convicción en el poder pastoral de la liturgia; otros, final– mente, a la ignorancia o desconocimiento de las normas dadas por la Sant.a Sede. 2. Cómo aplicar las normas de la Sagrada Congregación.--Todos convienen en que deben cumplirse las instrucciones oficiales de la Santa Sede, así como las orien– taciones precisas dadas por los prelados de las diócesis. Si en alguna diócesis no las hubiera todavía, el P. Buenaventura aboga por un plan provincial para unificar el culto en nuestras iglesias conventuales. Siendo obedientes y disciplinados a ias ór– denes recibidas -afirma el P. Francisco- no ofrecerá dificultad este problema. su– ficientemente resuelto en la Instrucción de 1958. 3. El ideal de la participación de la misa: dialogada, dirigida, comunitaria, etc.– Se transcribe la respuesta del P. Francisco, con quien asienten los demás ccmuni– cantes: todas las formas indicadas son ideales, pero cada una en su momento opor– tuno. La prudencia debe dirigir esta situación, siempre que en la misa insí~t:1 en ccnservar y hacer ver el sentido comunitario de la misma. 4. Qué hacer para una pronta renovación en liturgia pastoral.-EI P. Bue11aven– tura propone los medios siguientes: 1.o Instituir el Secretariado de Liturgia. 2. 0 Ins– truir progresivamente al pueblo. sirviéndose de un plan estudiado serianiente. 3. 0 Si

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