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Señala la labor apostólica de estas asociaciones bajo tres conceptos: men– sualmente, anualmente y periódicamente. Después de estos datos el ponen– te no duda en afirmar que hay crisis en nuestras asociaciones: crisis numé– rica relativa; crisis de calidad; crisis de juventud; crisis de asistencia y cri– sis de efectividad. Las causas de esta crisis son: a) la condición humana, inconstante y tornadiza; b) la finalidad circunstancial y pasajera de algunas de ellas; c) la rutina, que también puede considerarse manifestación de esa crisis; d) la inestabilidad de los directores, sujetos a frecuentes cambios de residen– cia; e), por último, y la principal, la carencia de dirección: escasean los di– rectores capacitados y celosos; faltan directivos preparados en las juntas, y colaboradores activos entre los asociados. La consecuencia es patente: vida lánguida, triste, rutinaria, carente de efectividad en muchas de nuestras asociaciones. Para ponerlas a punto, adaptándolas a las exigencias del momento pre– sente, el ponente estima preciso: 1.o) Completar su finalidad, revisando sus estatutos y conjugando la piedad con el apostolado, postulado indiscutible de nuestro tiempo. 2. 0 ) Revitalizarlas con directores preparados y celosos, especiali'.".ados por medio de cursillos específicos y crear también un plantel de dirigentes bien formados y grupos selectos de activistas. 3.o) .Actualizar– las, no en fines, sino en métodos y recursos: locales apropiados, aire de de– portividad tan de nuestros días, que no es incompatible con la piedad, la caridad y el culto; estimular, e incluso, premiar el trabajo con alguna re– compensa temporal; echar mano de sujetos, en condiciones de entusiasmo y sacrificio. Alguna vinculación entre estas asociaciones en el plan provincial, dioce– sano o nacional, es imprescindible y urgente, pues la unión significa fuerza y eficacia. Para las asociaciones privativamente nuestras, esta vinculación deberá hacerla el Consejo Provincial de Apostolado, que es el órgano rector y eficiente de todo nuestro apostolado. Finalmente, para asegurar una con– tinuidad progresiva, a pesar del cambio circunstancial de directores, pro– pone: 1.o) Lograr la uniformidad en la formación de los directores; 2. 0 pro– curar que las Juntas dejen de ser meramente nominales y honoríficas, y pasen a compartir la responsabilidad de la acción; 3. 0 ) la actuación eficaz del Consejo de Apostolado, provincial o interprovincial, con normas fijas de orientación y acción apostólica. Comunicaciones Ilustran los puntos de la encuesta de la ponencia: crisis de nuestras asociaciones; juicio de su apostolado; adaptaciones que han de introducirse y vinculaciones que se deben establecer; modo de asegurar una eficiente continuidad y estabilidad. P. JAVIER DE VALL.4DOLID.-En general, nuestras asociaciones carecen de vitalidad. Algunas porque nacieron al calor de una devoción que por algún tiempo estuvo "de moda", y ahora es devoción que ya pasó. Otras por el "rutinarismo" ql!e ahoga. cual– quier brote de vida. Otras, porque carecen de una dirección eficiente. Asi, de ordi– nario, su apostolado es muy precario por falta de dirigentes, de colaboración y de medios económicos. Nuestras asociaciones carecen, además, de actualidad. J¡¡stán aferradas a fórmulas anticuadas. No tienen ese aire moderno de "deportividad", y
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