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que exigen nuestra vida y carácter cap1,chinos <Const. 198). Cree el comunicante qu:; rian de conjugarse ei trabaj0 de1 equipo, la acción de conjunto, con la iniciativa personal. que puede y debe ser aprovechada para conseguir el fin total. El trabajo con compañero es siempre mejor y más completo; pero el trabajo en equipo le pa– rece más perfecto: facilita la especialización y es imprescindible en las misiones ge– nerales de ciudad. P. MIGUEL ANGEL DE MADRID.--Es necesaria la creación de un equipo provincial de misioneros, que con un trabajo apostólico más armonizado y especializado, garanti– ce en lo humano el éxito, de las grandes misiones y salve con su actuación el presti– gio de la Iglesia y de la Orden. Los principales reparos que pueden presentar.se a la formación de este equipo son: a¡ la reacción que provocaría tal selección entre los no llamados; b) la difi– cultad de la selección misma; e) la dificultad de encontrar misioneros disponibles con la homogeneidad que requiere un equipo de esta clase; d) dificultades e inconve– I:ientes para la formación, coordinación de acción y preparación de misiones, si los miembros no viven colegialment-e, e incompatibilidades entre sus comunidades res– pectivas y los compromisos como miembros del equipo; e) fijar el número de los córnponentes del equipo. Para ser designados miembros del equipo, los misioneros deben tener estas cualidades básicas: buena salud, buen carácter, conocimiento de los problemas y exigencias de su tiempo, experiencia en el trato con las almas, sóli– da formación teológica y literaria, oratoria persuasiva, clara, emotiva, actual. mu– cho espíritu de sacrificio. fácil a la colaboración y mucha vida interior. Ya dentro del equipo, es esencial colocar a cada uno en su puesto, para que vaya especiali– zándose en una labor determinada. Pero todos bajo una dirección, tratando de ren– dir hasta el máximo. Dentro de cada centro, y en los actos particulares del mismo, queda todavía amplio margen para verter cada misionero su personalidad e inicia– tiva. También podrá transmitir a la dirección ideas e iniciativas que surjan de mo– mento. Coloquio P. Leandro de Bilbao: Una gran m1s10n no tiene características especiales: son mi– siones yuxtapuestas. Y es básico dividir la ciudad en sectores para misionarla. P. Sixto de Pesquera: La misión general no es el conjunto de misiones yuxtapues– tas. La misión aislada es localista, tiende a corregir la inmoralidad de un pueblo. El pueblo ahora no está aislado, se misiona por zonas. en plan general objetivo, con estudios sociográficos y sociológicos. Por tanto, el fin de la gran misión no es el individuo, sino cristianizar el ambiente. Esto es distinto de lo aislado. P. Miguel Angel de Madrid: Creo que el P. Leandro tiene, en parte, razón. Toda la labor de conjunto de una gran misión es previa. Una vez que la misión comienza, c2da centro es una misión. Y pregunto además: cada miembro del equipo de mi– sioneros, ¿debe estar preparado para ser director? P Buenaventura: Creo que la problemática de lo que ha de ser lo específico de una gran misión~-alg'O más que misiones yuxtapuestas, que división de la ciudad por zonas para afrontarlas con los métodos de la misión tradicional-se comienza a plan– tear ahora. La cristianización del ambiente, hasta ahora la hemos intentado desde la cristianización del individuo. Es necesaria ésta, pero cada vez más se plantea la cues– tión de cómo cristianizar las mstituciones que dan el clima moral y social dentro del cual los individuos se salvan o se condenan. Una ciudad no es una masa indiferenciada, una ficción. Es una entidad social, moral y política, y hay que afrontarla no frag– mentada, sino de conjunto. Ponencia 17 APOS'l'OLADO DE MINORIAS Por el P. ELÍAS DE BASAURI El ponente limita su relación a la necesidad que hoy existe en la Iglesia de orientar el apostolado de minorías y de formar verdaderos militantes, es- 38

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